El cambio climático es uno de los problemas más preocupantes del siglo XXI. Cada año que pasa, los fenómenos meteorológicos extremos son más intensos y recurrentes a lo largo y ancho de todo el planeta. Ejemplos de esta situación los tenemos muy cerca. Las DANA de Valencia el pasado mes de octubre, y las de Málaga y Barcelona que acaecieron en noviembre, son buenas demostraciones de una realidad, la del cambio climático, que solo podemos mitigar.
Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los desastres relacionados con el clima se han multiplicado por cinco en las últimas cinco décadas. Este aumento subraya la vulnerabilidad de las poblaciones ante estos eventos climáticos extremos y la necesidad urgente de contar con sistemas de alerta temprana eficientes. Lamentablemente, la DANA de Valencia puso de manifiesto la importancia de que, además de contar con la disponibilidad de estos sistemas, hay que activarlos en el momento adecuado.
Con el objetivo de reducir riesgos entre la población ante desastres naturales, los desarrolladores no dejan de invertir en tecnología para mejorar las soluciones de prevención y de gestión de desastres, mejorando la precisión y la velocidad de los avisos. En este contexto, responsables de Estudio 27, agencia de desarrollo web que está trabajando en varias aplicaciones con sistemas de aviso para varias comunidades autónomas, explican cómo estas aplicaciones han ayudado a salvar vidas a lo largo de la historia.
Evolución de los sistemas de avisos
No cabe duda de que las aplicaciones de alerta de hoy en día no tienen nada que ver con respecto a las de hace unas décadas. Los sistemas tradicionales de alerta, como las sirenas, tienen importantes limitaciones ante la magnitud actual de los eventos climáticos que vivimos hoy en día.
Al contrario que las soluciones tecnológicas de hoy en día, estos métodos son ineficaces para cubrir grandes áreas y poblaciones diversas. Aunque estos avisos se han amplificado a través de medios de comunicación como la radio y la televisión, la difusión generalizada tiene sus limitaciones.
Unas limitaciones que se han visto tremendamente reducidas gracias a la tecnología y la digitalización. Internet, la telefonía móvil y las aplicaciones móviles han llevado esta evolución un paso más allá, permitiendo la recepción de alertas personalizadas y geolocalizadas en los dispositivos móviles de cualquier persona.
En concreto, estos nuevos sistemas permiten a los usuarios recibir alertas en tiempo real sobre situaciones de emergencia, como inundaciones, incendios forestales o tormentas severas. Además, las plataformas de mensajería masiva impulsan aún más la difusión rápida de alertas a la población, incorporando información clara y concisa.
En concreto, los responsables de gestionar y enviar este tipo de alertas pueden automatizar el envío para que el mensaje de prevención llegue a todos los teléfonos móviles de la zona afectada, un proceso conocido como ‘112 inverso’. En cuanto a la tecnología con la que pueden operar, lo normal es que estos sistemas funcionen en cualquier parte del territorio español con cobertura de telefonía móvil, ya sea 2G (GSM), 3G (UMTS), 4G (LTE) o 5G.
El trabajo de Estudio 27
En este contexto de emergencia climática y necesidad de extremar la prevención ante fenómenos cada vez más inesperados, Estudio 27 está aplicando toda su experiencia en el desarrollo de soluciones tecnológicas a la gestión de emergencias. Por ello, está desarrollando aplicaciones para varias comunidades autónomas, probando y mejorando funcionalidades como la recepción de alertas geolocalizadas, mapas interactivos, así como información sobre medidas de prevención y autoprotección.
Contar con las soluciones de atención temprana que mejoren la comunicación con la población es, según los responsables de Estudio 27, una prioridad para todos los desarrolladores. En situaciones de emergencia reales cada segundo cuenta. Y estas aplicaciones han demostrado su eficacia al proporcionar información crucial en tiempo real a las personas afectadas.
Por ello, trabajar conceptos como la usabilidad y la accesibilidad son puntos también muy importantes para que las personas puedan recibir, leer y entender estos mensajes de alerta de una forma prácticamente inmediata. Aquí, asegurar que estos sistemas sean intuitivos y accesibles para todo tipo de usuarios, incluyendo personas mayores y personas con discapacidad, es clave.
Retos y desafíos de los sistemas de avisos
Esta accesibilidad es, precisamente, uno de los retos más importantes a los que se enfrentan los desarrolladores de estos sistemas de alerta como Estudio 27. A pesar de los avances registrados en los últimos años, la brecha digital sigue existiendo, lo que es un problema para una parte de la población que se maneja bien con la tecnología o carece de los dispositivos adecuados.
Por ello, subrayan desde esta agencia, “estamos trabajando para desarrollar soluciones inclusivas que aseguren que nadie se quede atrás”, a lo que se suma el problema de la interoperabilidad de sistemas, otro desafío importante. “La coordinación entre diferentes sistemas de alerta a nivel local, regional y nacional es esencial para una respuesta efectiva ante desastres”, sostienen desde Estudio 27.
El potencial de la tecnología para salvar vidas y mitigar el impacto de las catástrofes climáticas es inmenso. De hecho, la evolución tecnológica de los últimos años ya ha permitido conseguir un gran avance en los sistemas de aviso ante catástrofes climáticas.
Gracias a agencias como Estudio 27, que están comprometidas con el desarrollo de soluciones innovadoras, las administraciones públicas pueden estar mejor preparadas para enfrentarse a los desafíos que presentan los fenómenos climáticos extremos.