Científicos estudian las peculiares manchas en los peces rojos del golfo de México, donde pescadores aseguran haber visto letras, números y hasta corazones en sus colas. Lo que empezó como una curiosidad local se ha convertido en un fenómeno viral que ahora despierta el interés de la comunidad científica.
Andrew Brown, pescador de 45 años de Pensacola, Florida, ha dedicado gran parte de su vida a capturar peces rojos, conocidos por su fuerza y las distintivas manchas oscuras en sus colas. Lo que comenzó como una afición se transformó en una investigación peculiar cuando, hace ocho años, empezó a notar que algunas de esas manchas parecían formar símbolos reconocibles.
Al principio vio una “A” en un pez, luego una “E”, y más tarde un corazón. Intrigado, Brown comenzó a documentar cada hallazgo en su sitio web y cuenta de Instagram “Drum Spots”. Con el tiempo, reunió imágenes de peces con todas las letras del alfabeto, los números del 0 al 9 e incluso símbolos como caritas sonrientes o figuras que recordaban al clásico Pac-Man. “Los corazones son los más comunes”, explicó. “Es como si los peces quisieran hacernos felices”.
El fenómeno llamó la atención no solo de pescadores, sino también de curiosos y científicos marinos. Ripley’s Believe It or Not incluso decidió investigar el caso. Otros pescadores, desde Luisiana hasta México, aseguran haber capturado ejemplares con manchas que forman letras o figuras fácilmente reconocibles. Uno de ellos, Ron Ratliff, de Cocodrie, Luisiana, pescó un pez con la palabra “Y” marcada en la cola. “Y es hora de pescar otro”, bromeó.
Los científicos buscan una explicación biológica
Aunque las imágenes parecen increíbles, los científicos señalan que las manchas de los peces rojos tienen una función evolutiva más práctica que misteriosa. Zack Jud, biólogo de la Florida Oceanographic Society, explicó que las manchas funcionan como “ojos falsos” que confunden a los depredadores, haciéndoles atacar la cola en lugar de la cabeza. “Es una estrategia lógica para evitar ser devorado”, dijo.
Eric Latimer, biólogo marino del Centro de Maricultura de Crystal River de Duke Energy, ha pasado cuatro décadas estudiando estas marcas. Según explicó, las manchas se heredan genéticamente, como las pecas en los humanos. “Corren en la familia y son completamente naturales”, afirmó. Sin embargo, reconoció que nunca había prestado atención al posible patrón visual. “Nunca me había fijado tanto, pero ahora empezaré a observarlas con más detalle”.
Algunos científicos apuntan que el fenómeno podría deberse a variaciones genéticas menores combinadas con la percepción humana. “Es como ver figuras en las nubes”, comentó el guía de pesca John Fuss, de Carolina del Sur. “Los pescadores ven lo que quieren ver. Es un test de Rorschach natural”.
Sin embargo, no todos son escépticos. Tom Bie, editor de la revista especializada en pesca con mosca The Drake, afirmó haber visto una mancha en forma de corazón y considerarla auténtica. “He visto muchas fotos manipuladas, pero este corazón era real. Aun así, todos los pescadores son unos mentirosos”, bromeó.
Brown, en cambio, cree que los peces rojos intentan comunicarse. “He visto una cola que decía ‘I LOVE YOU’, otra que decía ‘TURD’ y la misma tenía en el reverso ‘TURD ON’”, relató entre risas. “También encontré una con una forma idéntica a un dedo medio levantado. Era como si el pez me estuviera diciendo ‘me atrapaste, maldita sea’”.
Los científicos no descartan que la atención masiva sobre el tema genere investigaciones más profundas. Algunos laboratorios ya planean analizar muestras de piel y patrones de pigmentación de peces rojos de distintas zonas del golfo para comprobar si existe un patrón genético común.
Mientras tanto, el fenómeno continúa creciendo en redes sociales, donde las fotografías de colas con letras, números o corazones se comparten miles de veces. Brown asegura que, más allá de la ciencia, el misterio de los peces rojos tiene un componente emocional. “Creo que estos peces tienen una conexión con nosotros, con nuestro lenguaje y cultura. Solo tenemos que observar con más calma”, comentó.
Para los científicos, los hallazgos de Brown son una oportunidad de estudio sobre cómo los humanos interpretan patrones naturales. Para los pescadores, en cambio, es una muestra más de que la naturaleza todavía guarda secretos capaces de sorprender. Y mientras los expertos buscan una explicación racional, Andrew Brown seguirá lanzando su caña, esperando que el próximo pez rojo le revele una nueva palabra escrita por la mano del mar.