Los vericuetos de la salud humana siguen desvelando misterios insospechados. Una nueva investigación, recientemente publicada en la revista Neurology, arroja luz sobre una conexión potencialmente inquietante. Aquellos que han confiado en los antiácidos durante un prolongado período, cuatro años y medio o más, podrían estar enfrentando un mayor riesgo de demencia en comparación con aquellos que no han recurrido a estos medicamentos.
Es importante destacar que esta investigación no establece una relación causal directa entre los medicamentos contra el reflujo ácido y la demencia. En cambio, presenta una asociación que necesita ser investigada con mayor profundidad. El reflujo ácido, ese incómodo ascenso del ácido estomacal hacia el esófago, generalmente después de una comida o cuando el cuerpo se encuentra en reposo, es la problemática que estos medicamentos buscan tratar.
La relación entre los antiácidos y sus riesgos es un terreno complejo. Aquellos que luchan contra el reflujo ácido experimentan síntomas como la acidez estomacal y las úlceras. En casos más severos, puede desarrollarse una afección llamada enfermedad por reflujo gastroesofágico, que incluso puede desencadenar cáncer de esófago. Los antiácidos actúan reduciendo la producción de ácido estomacal al apuntar a las enzimas en el revestimiento del estómago que generan este ácido.
Kamakshi Lakshminarayan, autor principal de este estudio, destaca que, si bien los antiácidos pueden ser una herramienta útil en el control del reflujo ácido, su uso a largo plazo ha sido vinculado en investigaciones previas con otros riesgos para la salud, como un mayor peligro de accidentes cerebrovasculares, fracturas óseas y enfermedades renales crónicas.
Los resultados de esta investigación están respaldados por el análisis de 5,712 individuos con edades superiores a los 45 años, quienes no presentaban demencia al inicio del estudio. Los investigadores trazaron un paralelo entre la toma de medicamentos para el reflujo ácido y el desarrollo posterior de la demencia. Se crearon cuatro grupos en función de si habían tomado estos medicamentos y durante cuánto tiempo lo habían hecho. Se llevó un seguimiento de los participantes durante un promedio de 5.5 años.
“Aún así, algunas personas toman estos medicamentos con regularidad, por lo que examinamos si están relacionados con un mayor riesgo de demencia. Si bien no encontramos un vínculo con el uso a corto plazo, encontramos un mayor riesgo de demencia asociado con el uso a largo plazo de estos medicamentos”.
En este lapso, aproximadamente el 10% de los participantes, es decir, 585 personas, desarrollaron demencia. Las estadísticas revelan que aquellos que habían estado consumiendo medicamentos contra el reflujo ácido durante más de 4.4 años tenían un riesgo un 33% más alto de desarrollar demencia en comparación con aquellos que no habían tomado estos medicamentos. Sin embargo, los investigadores no encontraron un aumento en el riesgo de demencia para las personas que habían consumido estos medicamentos durante menos de 4.4 años.
Kamakshi Lakshminarayan subraya que se requiere una investigación más profunda para consolidar estos hallazgos y entender las razones subyacentes de esta posible asociación entre el uso a largo plazo de antiácidos y el riesgo elevado de demencia. Mientras tanto, este estudio agrega un matiz adicional a la compleja relación entre la salud gastrointestinal y el bienestar cerebral, recordándonos que nuestro cuerpo es un sistema interconectado, en el que una elección puede desencadenar efectos enigmáticos en distintos rincones de nuestra salud.