El primer día en el que Eduardo Benito se enfrentó al Rosco de Pasapalabra en Antena 3, el 8 de mayo de 2006, el concursante logró acertar las 25 letras y se llevó el bote más alto jamás entregado en el concurso, que por aquel entonces presentaba Jaime Cantizano. Después de 16 años, Benito sigue con su vida normal como charcutero y salchichero en su tienda de embutidos gourmet, atendiendo a los clientes. Unos le reconocen; otros no saben que es historia del concurso más visto de la televisión con Pablo Díaz como último gran granador.
El madrileño atendió a EL ESPAÑOL haciendo un alto en su trabajo para contar qué es de su vida, sus recuerdos del concurso y qué hizo con los más de dos millones de euros que ganó en el programa de Atresmedia.
La mayoría de los ganadores de grandes premios en televisión suelen invertir el dinero que ganan en los concursos en viviendas, bien quitándose la hipoteca o bien comprándose una. Pero en el caso de Eduardo Benito no fue así, ya que cuando ganó el premio de Pasapalabra en 2006 ya se había comprado una casa, tenía su negocio, un buen trabajo…
Un viaje a Disneyland
“Cuando gané el premio acabábamos de comprarnos una casa y estábamos muy a gusto en nuestros respectivos trabajos mi mujer y yo. Ella es ingeniero aeronáutico y yo tengo una tienda de embutidos gourmet. Llegábamos holgados a fin de mes”, afirma el madrileño.
—¿Cómo le cambió la vida ganar 2.190.000 €?
—Va a sonar a tópico, pero no me cambió en nada. No me cambió ni la vida ni mi actitud ante ella. Por suerte soy una persona calmada, tranquila, ordenada y estoy casado con una mujer también muy equilibrada y con los pies en el suelo. Ya viajábamos mucho antes por lo que en ese sentido tampoco he cambiado. Sigo con la misma vida, viviendo en la misma casa de antes, con los mismos amigos y trabajando en lo mismo. Cabe decir que antes de ir a Pasapalabra ya había estado concursando en Cifras y Letras durante dieciocho programas y me había llevado 10.800 €.
—¿Qué ha hecho con el dinero del premio?
—Nada más ganar el premio invité a mi familia a Disneyland París para celebrarlo todos juntos. Luego, sobre todo invertir. Compramos dos pisos, sin precipitarnos y pensándonoslo mucho. El resto pues ahí sigue, en fondos, tengo la suerte de tener unos amigos que son gestores bancarios y les dejo que lo muevan con total confianza.
—¿Cuánto se quedó Hacienda del premio?
Se quedó con más de 1.000.000 € del premio, por suerte lo pudimos dividir el pago en dos plazos.
—¿Fue muy duro el casting que tuvo que pasar?
—Primero me hicieron una especie de rosco de preguntas por teléfono del que había que acertar un mínimo para pasar a la siguiente fase. La pasé y me convocaron a un casting presencial. Posteriormente, en abril, me volvieron a llamar ya para grabar el programa. Creo que gané el bote porque soy una persona muy tranquila, no me precipito y no dejé que me traicionaran los nervios.
—¿Se llevó el premio el primer día que entró a concursar?
—Sí, solo lo hemos logrado otro concursante, Julio Escartín, un profesor de Zaragoza que fue el que eliminó a Pablo Díaz en Telecinco, y yo.
—¿Recuerda el día que ganó el bote?
—Recuerdo que la última pregunta que me hizo ganar el rosco era: “con la J, apellido del autor de Platero y yo”. Contesté “Jiménez” y me quedé como parado, de repente empezó la gente a darme besos y a felicitarme, yo pensaba, bueno, no es para tanto y me puse a medio llorar, medio reír. Tuve que sentarme un buen rato en los escalones del escenario, cuando ya se había ido todo el mundo del plató, para tratar de asimilarlo con calma.