Aunque la memoria prefiera orillar los recuerdos más ingratos, difícilmente podrán olvidar los canarios la hecatombe humanitaria vivida en las aguas isleñas con la masiva llegada de inmigrantes en pateras que se produjo, especialmente, entre los años 2006 y 2008, y la consiguiente pérdida de vidas humanas que se cobró el océano entre aquellos que no lograron llegar a las costas isleñas. Para hacerse una idea de lo sucedido basta con recordar que, de las aproximadamente 100.000 personas que en los últimos 20 años arribaron en Canarias por tan arriesgada vía, la mitad lo hicieron en ese trienio nefasto.
Aquella pesadilla fue de tal envergadura que su repetición era inimaginable hasta que, hace algo más de dos años, la tendencia cambió al alza, si bien apenas se traducía en la llegada de unas cuantas pateras más de las habituales durante la segunda década del nuevo siglo. Pero, a partir de agosto de 2019, el blindaje de la ruta por el Estrecho desvió hacia Canarias el grueso de esta inmigración irregular, a tal punto que 2020 es ya el peor año en este sentido desde 2009.
Y poco a poco, se van repitiendo los hechos. Ayer mismo fueron un total de cinco las embarcaciones, entre pateras y cayucos, que llegaron a las costas canarias o se rescató a sus ocupantes en aguas de las Islas, para un total de 83, que ahora están confinados a cuenta de la pandemia.
Con las dos del pasado martes, ya van siete pateras en los tres primeros días de un mes de septiembre que se teme especialmente complicado si prevalece el buen tiempo en el mar. No en balde, la semana pasada, última de agosto, el balance fue de hasta 14 barquillas, ocho de las mismas fechadas en la jornada del viernes. Con tales cifras, hace tiempo que saltaron todas las alarmas en los principales despachos de las autoridades canarias, conscientes de que sus recursos difícilmente serán suficientes por sí solos para garantizar una acogida mínimamente digna a estos supervivientes.
Retornado el foco a lo sucedido ayer, fueron los miembros de Salvamento Marítimo quienes rescataron a unos 33 kilómetros al sur de Gran Canaria a las 58 personas que navegaban en tres pateras por esa zona. Todos llegaron en aparente buen estado de salud, son adultos y de origen magrebí.
El rescate se produjo cuando las emergencias dieron por falsa una alerta surgida en la noche del pasado martes sobre un supuesto naufragio frente a la costa de Gáldar. Sin apenas tiempo para el descanso, la Guardia Civil avisó sobre las 6.50 horas de ayer que se habían detectado posibles pateras al sur de Gran Canaria, lo que obligó a movilizar a un helicóptero. El Helimer 222 de Salvamento Marítimo confirmó que se trataba de tres embarcaciones con personas a bordo y facilitó a su posición al barco Guardamar Talía, que en un primer momento socorrió a dos de ellas. Primero fueron rescatados 34 inmigrantes (15 en una barca y 19 en la otra) y, acto seguido, la Guardamar Talía auxilió a los 24 ocupantes de la tercera patera, que, como sus compatriotas, tocaron finalmente tierra en el muelle grancanario de Arguineguín (Mogán), donde recibieron atención humanitaria, como informa Efe.
En cuanto a la patera que llegó por sus propios medios concretamente a la costa del Castillo (Arrecife), su presencia fue advertida también a primera hora, lo que motivó que La Policía Nacional procediera a la detención de sus 16 ocupantes, si bien se mantuvo un operativo de búsqueda en la zona por si fueran más. De nuevo, todos son hombres de origen magrebí y están en perfectas condiciones físicas.
Por último, fue en horario vespertino cuando Salvamento Marítimo rescató a los nueve emigrantes que venían en la quinta patera del día, poniéndolos a salvo con su traslado hasta Arguineguín.
La embarcación irregular fue interceptada por Salvamento Marítimo a unas 15 millas del sur de Maspalomas, procediéndose al rescate de los ocupantes, todos varones de origen magrebí. Una vez en tierra, los hombres fueron asistidos por el personal sanitario, estando todos en aparente buen estado de salud.