La mayoría de religiones orientales definen el karma, también conocido como espíritu de justicia, como una energía trascendente, invisible e inmensurable, que se genera a partir de los actos de las personas. En el marco de las reflexiones autóctonas o de proximidad, nuestros mayores sentenciarían: ¿No querías caldo?, pues dos tazas…
El karma y la hemeroteca han caído en las últimas horas sobre la inexperta abogada de dulce rostro y mano de hierro, como un auténtico jarro de agua fría. Hace menos de un año, Teresa Berástegui acusaba de transfuguismo a sus dos flamantes concejales de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Acontecía antes de que finalizase el pleno municipal que convirtió en alcaldesa de la capital a la socialista Patricia Hernández, sin que Matilde Zambudio y Juan Ramón Lazcano renunciasen a la militancia del partido naranja, en la que continúan a día de hoy.
También, antes de la llegada de la última canícula, Teresa y su inseparable Vidina Espino, candidata a la presidencia del Gobierno de Canarias por el partido del dimitido Albert Rivera, se desgañitaban en tertulias radiofónicas, entrevistas políticas y actos públicos, casi hasta perder la voz, asegurando que jamás se sentarían a gobernar en un ejecutivo del que formase parte el partido morado (Podemos). Esto nos lleva a pensar que la alergia común de la que siempre presumió Berástegui a la formación del Pablo Iglesias, actual vicepresidente del Gobierno de España, más bien debió ser una intolerancia pasajera, porque ahora se sentará en el mismo gabinete ejecutivo con la podemita Noemí Santana, consejera de Derechos Sociales del Gobierno de Canarias.
Pero no solo el karma agita la tranquila vida de Teresa Berástegui desde que ayer Casimiro Curbelo, a raíz de una información adelantada en primicia por DIARIO DE AVISOS, confirmase en una entrevista matinal en la COPE el nuevo destino de la exchica naranja. También otras fuerzas centrifugas, erráticas e incontroladas (como los huracanes) amenazan la zona de confort de la joven Teresa. Destacadas figuras de la patronal hotelera se llevaron las manos a la cabeza al conocer la noticia. En la peor crisis imaginable del turismo en Canarias, en modo apagón crítico desde hace más de dos meses, conocidos gerifaltes de la industria no ocultan su perplejidad, en vísperas de leer en el Boletín Oficial de Canarias el nombre de la elegida para copilotar una incierta reactivación del turismo, sin tener la más mínima idea de este negocio, de gestión pública o privada, de promoción turística y de tantos imponderables de los que depende el futuro económico de Canarias.
Algo más de cuatro años militando en el fallido proyecto de Albert Rivera permitió a Teresa Berástegui, en primer lugar, darse a conocer desde su puesto de concejala en la oposición al Ayuntamiento de La Laguna, donde juró ante las santas escrituras que jamás daría oxígeno a Coalición Canaria, para terminar promoviendo expedientes a Zambudio y Lazcano por impedir un nuevo mandato de los nacionalistas en Santa Cruz, tal y como prometieron a sus electores. Un tiempo de oro en el que ella misma se adjudicó un puesto como número dos en la lista al Parlamento de Canarias por la isla de Tenerife, detrás del cabeza de lista, Ricardo Fernández de La Puente, otro exalto cargo de Coalición Canaria (seducido por el centro, los puros y los palos de golf). El batacazo electoral de los de Rivera en las elecciones autonómicas del año pasado dejó fuera del Parlamento a nuestra protagonista. Pero por poco tiempo. Vidina Espino, periodista que cambió las cámaras de televisión por los discursos impostados, máxima responsable del gran fiasco electoral de Cs en Canarias, acogió enseguida a su amiga y confidente Berástegui como asesora, en un puesto de excelente remuneración en la cámara regional.
¿Formará parte esta migración de cargo y partido político de Teresa Berástegui a no se sabe bien qué vasto territorio ideológico de la política insular, también del karma de Vidina Espino? Quizá en este caso sea más aplicable la leyenda japonesa del Hilo Rojo, según la cual la que se marcha primero tirará de su compañera a través de un hilillo rojo que pudiera unir sus meñiques. Estos orientales tienen leyendas para todos los gustos…