Se llama Eduardo y lleva 15 años como policía local en Güímar, de donde quiere irse desde hace un año “por mi salud”, al reconocer que no tiene buenas relaciones con sus superiores y, sobre todo, con el concejal del área de Seguridad, Cándido Gómez, a quien acusa de “esconder las instancias de solicitud de comisión de servicios que llevo presentando desde septiembre, sin que la secretaria municipal sepa nada del asunto”, comentó. Eduardo lleva seis meses de baja “por ansiedad” y lamenta que nadie atienda su demanda, sin que le valga, siquiera, ser representante sindical del CSIF en la Policía Local. La comisión de servicios es un recurso que tienen los agentes de Policía Local para cambiar de municipio, pero es discrecional, no de obligado cumplimiento por la Administración, porque podría darse el caso de que un ayuntamiento se quedara sin efectivos ante los mejores sueldos o condiciones en otros consistorios. Güímar cuenta en la actualidad con 18 agentes cuando por ratio debería tener casi 50. Ahora mismo tiene una selección de cinco plazas y en el concurso interno que hizo en 2019 para dos oficiales, Eduardo logró la tercera plaza, pero cuando renunció uno de ellos, no le dieron la condición de oficial, que sigue vacante, porque “la querrán para uno de los suyos”, afirma. Además, se da la circunstancia, según dice, de que uno de los policías es quien lleva los planes de seguridad del municipio y no actúa como agente de uniforme, ante la paradoja de la falta de efectivos de una Policía Local que lleva tiempo con problemas internos entre mandos y cargos políticos. Denuncia Eduardo que desde que pidió la comisión de servicios a Tegueste -aunque no le importaría ir a Arafo, donde vive, a Candelaria, San Miguel o donde sea- le han hecho la vida imposible. Un oficial accidental, incluso, le llegó a calificar como “vago” y ningún compañero quiere patrullar con él, según señala. Han llegado a prohibirle tramitar los atestados porque “está siempre leyendo el periódico”, según se queja. Denuncia, igualmente, que antes de coger la baja le mandaban solo de servicio nocturno a la costa o “a veces me dejaban el coche sin gasoil”. Desde septiembre, en que presentó su primera instancia para la comisión de servicios, el edil Cándido Gómez solo le contestó a la presentada en febrero, según indica. Entonces le dijo que tenía que traer a otro policía para darle la baja. Llegó un nuevo agente, pero no valió. “Tienes que traerlo tú”, le contestó el concejal. Cuando logró convencer a otro compañero para venir a Güímar, este desesperó ante la tardanza en contestar y así hasta hoy, en la que Eduardo sigue sumido en “una ansiedad” que le impide trabajar. Desde entonces no se ha reunido con el concejal y cuando el alcalde intercedió, le contestó que se reunía con él, pero sin la presencia del edil. Eduardo no solo ha puesto en manos de su sindicato el “acoso” que dice recibir desde hace un año, sino que también recibe la asistencia de un psicólogo y un abogado para lograr salir cuanto antes de Güímar, “a donde sea”, porque está en juego su salud. Por lo pronto sigue de baja a la espera de que llegue esa “salvadora” comisión de servicios.