Madeira

El hotel The Vine de Funchal tiene 79 habitaciones y está diseñado por Ricardo Bofill. Los interiores son de Nini Andrade Silva. Una pareja de lujo

El hotel The Vine de Funchal tiene 79 habitaciones y está diseñado por Ricardo Bofill. Los interiores son de Nini Andrade Silva. Una pareja de lujo. El hotel está situado a diez minutos a pie del museo de Cristiano Ronaldo, donde ha ido a parar el último de sus trofeos: The Best de la FIFA al mejor jugador del mundo. El museo es precioso. No hay color entre Cristiano y Messi. Cristiano es un mito, Messi un correlón de pata corta que las mueve muy deprisa. Estéticamente, la diferencia es abismal. Del Barcelona es feo hasta el color de la camiseta. Y, además, no saben perder. Se quejan de los árbitros cuando pierden o empatan, jamás cuando ganan. Y no son capaces sus jugadores de asistir a la Gala de la FIFA, haciendo el ridículo, porque sabían que no serían premiados, aunque sí cuatro de ellos -cinco del Madrid- figuraban en el equipo ideal. Desde el The Vine se ven los fuegos de fin de año como un espectáculo impresionante. Hay ocho o nueve cruceros, en el puerto y en la bahía, que han llegado para que sus pasajeros asistan a la exhibición pirotécnica. Los enormes buques que se encuentran en la rada están controlados por GPS, por satélite, para que no se muevan ni diez centímetros del lugar donde se han situado. En las calles de Funchal no se ve una sola pintada, ni un papel en el suelo. 450 taxis, para 110.000 habitantes, de los 260.000 que tiene la isla, muy parecida a La Palma. Un millón de turistas al año. He estado en Madeira seis veces. La gente es amable y habla más suavemente que el portugués continental. Han construido no sé cuántos túneles con dinero europeo. El sentimiento independentista no existe. Hay dos periódicos y varias emisoras de radio y televisión. Tenían fibra óptica mucho antes que nosotros. Yo viviría en Madeira. Ya sé dónde ir cuando me escape. Cuando me pueda escapar.

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