AENA garantiza la operatividad del aeropuerto Tenerife Sur con las inversiones

AENA descarta que haya existido falta de planificación en el aeropuerto Tenerife Sur y garantiza que, con las inversiones previstas en los próximos cinco años, las instalaciones responderán a la demanda de tráfico de pasajeros que se prevé, y que, según todos los indicadores, mantendrá su línea ascendente.

Gran parte de las expectativas del ente nacional están centradas en la construcción de un edificio de unión de 15.000 metros cuadrados entre las terminales T1 (principal) y T2 (edificio de facturación, aunque se adaptará en breve a embarques). El Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA), aprobado por el Consejo de Ministros el 27 de enero de 2017, contempla esta actuación, que estará finalizada en 2021 y que supondrá una inversión de 31,8 millones de euros. Su finalidad será la de dar continuidad a la facturación y al embarque. Para ello se centralizarán en este espacio, que incrementará en más del 50% la superficie actual del edificio principal, los controles de seguridad de las salidas.

“Estas nuevas superficies permitirán, a largo plazo, aumentar la capacidad del edificio terminal si la demanda creciera por encima de lo previsto actualmente”, según la información facilitada por AENA. Pero, ¿está garantizada la operatividad hasta ese momento, tanto en tráfico como en la calidad de atención a sus usuarios? Aena defiende que en el actual período DORA, vigente hasta 2021, la demanda prevista está dentro de la capacidad del aeropuerto.

“No está saturado”

“Tenerife Sur no está saturado, si bien, como en cualquier aeropuerto turístico con amplia implantación de turoperadores existen franjas horarias de alta ocupación”, señala la empresa. Hay que recordar que el Reina Sofía es el aeropuerto con mayor porcentaje de vuelos turísticos de toda Europa, por encima del 90% de su tráfico total. Por la terminal de Tenerife Sur transitaron el año pasado 10.472.404 pasajeros, su mayor cifra histórica, 1,3 millones más que en 2015.

Otra acción prevista, esta con carácter inminente, es la adaptación de la T2 (edificio de facturación) a zona de embarques. Se trata de una obra, licitada con fecha 28 de marzo de 2017 por un importe de 7,18 millones de euros y un plazo de ejecución de 12 meses, que consistirá en la apertura de seis puertas que posibilitarán atender el mismo número de embarques simultáneos.
Este edificio fue construido en un momento en el que el tráfico aéreo crecía, pero la crisis económica -y la consiguiente caída de la demanda- frenó su puesta en funcionamiento. Ahora, se pretende relanzar, y es uno de los argumentos que pone sobre la mesa AENA para desmentir la supuesta falta de planificación de la que se le acusa.

Completan las obras previstas, un conjunto de actuaciones destinadas a mejorar la eficiencia ambiental (1 millón de euros), la remodelación de las salas de llegada (810.000), un nuevo espacio multifuncional para retrasos, familiares víctimas de un accidente o centro de negocios (498.000) y la sala VIP (370.000).

Cabildo y empresarios insisten en que es prioritaria una nueva terminal

La exigencia del Cabildo de construir una nueva terminal principal para el aeropuerto del Sur ha tensado en los últimos meses, y mucho, las relaciones entre la Institución insular y Aena. La semana pasada el presidente de la Corporación, Carlos Alonso, volvía a mostrar en un almuerzo con empresarios del Sur su “rotundo desacuerdo” con la planificación de las inversiones del ente nacional con el aeródromo situado en Granadilla.

“Hemos tenido últimamente tres reuniones para intentar desatascar el problema en el que la propia Aena nos ha metido por su falta de previsión”, afirmó Alonso, que calificó de “mediocre” la inversión anunciada de 40 millones “para mejorar algo la terminal existente y unir los dos edificios que están construidos”. Al Cabildo lo secundan en esta demanda las principales organizaciones empresariales de la Isla, que consideran que el crecimiento del tráfico aéreo en los últimos años y la previsión para los próximos avalan la tesis de quienes sostienen que la construcción de un nuevo edificio ya llega tarde.