el charco hondo

Ausentes y restantes

Tres años después de la inexplicable desaparición de 140 millones de personas -el 2% de la población mundial-, los que quedaron buscan más allá de la ciencia, de la razón o de la religión una explicación que dé sentido a lo ocurrido

Tres años después de la inexplicable desaparición de 140 millones de personas -el 2% de la población mundial-, los que quedaron buscan más allá de la ciencia, de la razón o de la religión una explicación que dé sentido a lo ocurrido. Al acercarnos a la asfixiante experiencia de sobreponerse a un mundo sin respuestas, a una realidad de silencios que intentan llenar el vacío de las palabras, con un relato emocionalmente exigente The Leftovers propone sumergirse en la vivencia de la pérdida, de la desolación. Invita a adentrarse en los restantes, en los leftovers, a descifrarlos, a intentar comprender cómo afrontan su convivencia diaria con los ausentes. Aquí, en nuestro país, días después de la inexplicable desaparición laboral, sociosanitaria, informativa, política, social o presupuestaria de millones de ciudadanos -el tanto por ciento que no vive en Cataluña-, los que sí residen allí buscan más allá de la ciencia, de la razón o de la religión una explicación que dé sentido a lo que les está ocurriendo. Mientras los ausentes seguimos con nuestro día a día en las restantes comunidades autónomas, quienes viven en Cataluña, nuestros leftovers, despiertan cada mañana a un mundo sin respuestas, a una realidad peleada con las palabras, al desgobierno, a la ausencia de interlocutores ajenos a la mediocridad, a la vivencia de una pérdida que no se deja describir, a la desolación de verse arrastrados por la incompetencia de los competentes, a la invisibilidad de quienes no salen en las pantallas, a la inexistencia de los que no asoman en las redes, a la desolación de millones de catalanes que no son noticia. Ausentes y leftovers protagonizamos estos días un indeseable relato, un guion escrito por partidos instalados en el cortoplacismo electoral, bien lejos de una visión de Estado que no ha asomado en los últimos cuatro o cinco años. No hay estadistas. Un ejército de comerciales nos tiene buscando más allá de la política una explicación que dé sentido a lo ocurrido.

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