Cambiar para seguir igual – Cecilio Urgoiti

Los “histriones” o participantes y por consiguiente, actores, de toda negociación pública, suelen salvaguardar una doble agenda. Una es visible y enseña, por tanto, de forma abierta, las intenciones que se quieren mostrar ante la ciudadanía, vamos lo confesable o incluso el entretenimiento a las masas y a los propia Medios

Estos días pasados leía, un artículo de opinión, publicado en un periódico de tirada nacional, era del jurista Francesc de Carreras, uno de los precursores de C’s y que decía, que si, las materias personales entre, los dirigentes políticos son “insalvables” hasta el punto, de que impidan constituir gobierno y se tengan que repetir las elecciones, podría apelarse como “última baza” a “una personalidad independiente” que esté, “por encima de toda sospecha partidista” y sea aceptada por quienes le den parte en este funeral electoral. El jueves pasado y utilizando el mismo argumento el Sr. Rivera se descolgó con el misma tesis. De siempre he entendido, que cuando hay elecciones, son los ciudadanos los que ejercen la voluntad, por tanto, un sujeto del exterior, como propuesta tiene tres faltas de respeto, por parte del proponente. La primera a los electores, la segunda a los candidatos y la tercera a él mismo, que se repudia así mismo. Claro, que si él se valora de esa manera, no seré yo el que le enmiende el criterio. Tan solo puede haber un motivo, que justifique tal ofrecimiento, que sea una estrategia para abrir una mesa de negociación, con dos escenarios, uno de cara a la galería y otro que podríamos llamarlo “clandestino” o en la intimidad. Estas cosas se suelen hacer así, son de manual.

Los “histriones” o participantes y por consiguiente, actores, de toda negociación pública, suelen salvaguardar una doble agenda. Una es visible y enseña, por tanto, de forma abierta, las intenciones que se quieren mostrar ante la ciudadanía, vamos lo confesable o incluso el entretenimiento a las masas y a los propia Medios. Pero siempre o de forma casi inquebrantable, hay que dejar abierta algunas exenciones, se mueve paralelamente una segunda agenda, más oculta y con mayor sigilo, eso si, muy simulada, en la que figuran las combinaciones de lo oculto, además la conducta de los comisionados en el escenario público. Siempre se reservan los cabezas de grupos para los desatascos y actúan más clandestinamente, si cabe, que la segunda mesa, a no ser, que sea para un cierre y este ya decantado, con lo que se hace público el resultado, tanto si es positivo o negativo.

El que fuera líder de la FSM, Rafael Simancas, asevera estas palabras. Entiendo más, en su condición de profesor de Ciencias Políticas, que como miembro del partido, aunque forma parte de la cúpula de la organización y próximo a Sánchez: “Cuando el PP, por ejemplo, llama a la estabilidad de la coalición propia y advierte de la radicalidad en coaliciones ajenas, está ocultando una agenda orientada a mantener el poder a toda costa. Cuando Ciudadanos se muestra igualmente dispuesto a negociar con PP y con PSOE, también atiende al objetivo de recuperar “centralidad” para su imagen un tanto derechizada.”
Este sábado De Guindos afirmaba que: “Si vamos a tener elecciones, que sí parece el escenario central, no sé lo que va a pasar con el resultado, pero sí les puedo decir que no creo que cambie mucho.” Del mismo modo, el ministro de la economía española, patrocina “un Gobierno de amplia base en el que estén el PP y el PSOE, gobernado por Mariano Rajoy.”

Ahora bien, unamos la propuesta, manifestada anteriormente, sobre la “personalidad independiente,” lo que realmente busca, de forma descarada es ese “Gran Pacto” salva-patria, pero solo de cara a la galería, pues esta orientado a fortalecer el bipartidismo, que ha empezado a perder fuelle y de paso, dar un impulso a la tambaleante cabeza coronada.

Sin mirar encuestas sobre los resultados de unas próximas elecciones generales y sin ser experto en sociología electoral, cosa que dejo a la Sra. Del Castillo, ministra de Aznar, lo más probable sea, que se repitan los números desde el ámbito de lo macro, en una clonación de elecciones. Eso si, sí se repite los mismos votantes, cosa que cambiara y a su vez, hará cambiar el resultado. Nuestra ley electoral catapulta al partido más votado y penaliza descaradamente a los pequeños. También hay otro condicionante de cambio, que es unir a IU a la coalición de Podemos, con lo que pueden tener un crecimiento, pero no para ser mayoría.

Miremos para donde miremos, pintan bastos, y más de lo mismo con más mordaza, si se necesita, con esa coalición del bipartidismo y la comparsa de Rivera, sin Sánchez y con fémina. Con ello, hay una pretensión de fortalecimiento de lo que llaman “Casta.” Reformando la ley electoral, con doble pirueta, de Segunda Vuelta, pero manteniendo las ventajas de la Ley D’hont. Se me antoja pensar que hay posibilidades que haga una modificación constitucional, sobre esa discriminación de la mujer respecto al hombre a la hora de acceder al trono. Además de otros arreglos, más artísticos que de profundidad social, que no nos quitaran el puñetero 135. Pobre pueblo.

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