Con él

Es tribal, emocional y políticamente imposible analizar La vida sin él, esta existencia a la que están naciendo en el PP canario, sin conocer cómo era La vida con él

Es tribal, emocional y políticamente imposible analizar La vida sin él, esta existencia a la que están naciendo en el PP canario, sin conocer cómo era La vida con él. En síntesis, la vida era él. Y, en consecuencia, él la daba o la quitaba. Guionista, escenógrafo, director y productor, José Manuel Soria decidía y el resto, todos menos Él, acataba. Soria construía realidades. A veces las realidades que fabricaba se parecían a la propia realidad, otras veces no. Soria se convirtió con los años en un arquitecto de realidades que le daban la razón. Se acostumbró a que la realidad ni lo desmintiera o rechistara, un hábito que le ha costado pasar del cielo al infierno en solo cinco días. Soria ha caído porque en esta ocasión, por primera vez en quince años, la realidad no le ha dado la razón; y, sobre todo, porque su realidad fue desmentida por la realidad en la que habitan todos menos Él. Pero, no solo. A los errores propios se le sumó el contexto. El PP necesitaba una dimisión ejemplarizante, una renuncia fulminante a ojos del electorado. Justo en esos días salen los papeles malditos, y aunque te llames José Manuel Soria cuando la realidad se alía con la mala suerte -con el peor momento posible- no hay margen para escapar. En otro contexto se lo habrían dejado pasar, en éste no.

La vida con él da paso ahora a los primeros episodios de La vida sin él, abriendo un tiempo en el que absolutamente todos los aspirantes son hijos de Soria, días en los que algunos parecen descubrir que el PP canario se pilota en Madrid, horas en las que los dirigentes del PP en las Islas están aprendiendo a nadar sin manguitos, a vivir sin Él.

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