Gallardón

La normalidad vuelve cuando las cámaras se van, la conmoción se apaga con las velas (cuando los escenarios resultan familiares, nos reconocemos en los muertos; si la bomba estalla en un barrio de Bagdad, el luto es distante)

La normalidad vuelve cuando las cámaras se van, la conmoción se apaga con las velas (cuando los escenarios resultan familiares, nos reconocemos en los muertos; si la bomba estalla en un barrio de Bagdad, el luto es distante). Están cambiándonos la normalidad. Debemos hacernos preguntas. ¿De dónde vienen? El Estado Islámico maneja con solvencia el poder de la propaganda. Como recuerda Loreta Napoleoni en El fénix islamista, han estudiado el arsenal propagandístico de Occidente, emplean eficazmente las redes sociales, generando mitos para ganar prosélitos, reclutar combatientes y recaudar fondos. ¿A dónde vamos? Denuncian algunas voces -Ignacio Ramonet, entre otras- que en la emergencia los Estados pueden pedirnos lo que sea porque se lo otorgamos. Vamos hacia una realidad en la que la seguridad acorrala libertades y derechos (aún cuando, a la vista está, el balance en seguridad es precario). Europa da muestras de cansancio y, como señala Antonio Salazar en La Gaveta Económica, habría que vivir en un planeta ignoto para creer que el Gobierno de España estará en condiciones de abordar las tareas que exige 2016, agenda a la que se incorpora la incertidumbre que el terrorismo siembra. ¿Debemos permitir que derechos y libertades decaigan porque la seguridad así lo exige?, ¿el terrorismo se combate con bombas, estrangulamientos financieros o políticas que corrijan las desigualdades?, ¿está España en condiciones de hacer su tarea en este campo?, ¿será capaz el Gobierno de afrontar la crisis económica que escondía la recuperación? Sí, hoy es un buen día para escuchar, en el Foro Premium del Atlántico, a Alberto Ruiz-Gallardón.

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