La Hacienda baladrona

Un empresario aparca su coche, invadiendo quince o veinte centímetros un paso de peatones. Un guardia lagunero lo multa. 200 euros, que se convierten en 100, si se abona la sanción en 20 días

Un empresario aparca su coche, invadiendo quince o veinte centímetros un paso de peatones. Un guardia lagunero lo multa. 200 euros, que se convierten en 100, si se abona la sanción en 20 días. El empresario deja la papeleta en la oficina y encarga que la paguen, pero el empleado se olvida. ¿Resultado? Los 200 euros más cuarenta de recargo. Hasta aquí, todo lógico y normal. La Hacienda canaria, que por lo que se ve recauda las multas laguneras, embarga por 240 la cuenta de la empresa propietaria del automóvil. Y cobra. Pero no contenta con esto, oficia a todos los clientes de la empresa para que no abonen a ésta las cantidades que debe cobrar sino que descuenten los 240 euros de la puta multa.

¿Resultado? Mosqueo de los clientes, molestias para la empresa, explicaciones, triplicidad o más de abonos a la Hacienda canaria por el mismo concepto, un auténtico follón, cuando la sanción ya había sido abonada a través de la cuenta bancaria. Esta Hacienda baladrona no hace otra cosa que causar perjuicios al empresario, quitarle la fama, ponerlo en un aprieto ante sus clientes y perjudicarlo gravemente. Para esto pagamos nuestros impuestos para que, además, la Administración Tributaria Canaria funcione así de mal. He consultado con expertos y me dicen que la avidez recaudatoria es terrible, inaguantable. Y me advierte: cuidado con el catastro. Va a haber sorpresas estos meses de la renta con los inmuebles vacíos. Encima de que no se alquilan y que deberían estar exentos de tributación, se gravan. Esto ya es cosa de la ladroniza estatal, no de la ladroniza canaria.

TE PUEDE INTERESAR