Manolo Tena

La Habana, 4 de abril de 2016. Son las 15.40 y hace un calor asfixiante. Decido encender mi teléfono móvil. En la pantalla me aparece que tengo 23 whatsap

La Habana, 4 de abril de 2016. Son las 15.40 y hace un calor asfixiante. Decido encender mi teléfono móvil. En la pantalla me aparece que tengo 23 whatsapp. Sin abrirlos aún, consigo leer que uno empieza diciendo: “Tío! Lo siento mucho, acabo de enterarme y me he quedado impactado…”. Ante el mal presagio no quiero abrirlos. Decido leer el de mi mujer, antes que ninguno y recibo un directo al hígado que está a punto de noquearme: “Ha muerto Manolo Tena”. Grito un “!Noo…!” que hace girar la cabeza a la gente que está cerca. Y a continuación comienzan un sinfín de inundaciones… se me inundan los ojos de lágrimas… se me inunda la mente de recuerdos… se me inunda el correo de gente que me transmite su pesar pues sabía que éramos amigos… , se me inunda la razón de “no es justo, ahora… no es justo”. Teníamos tantos proyectos inacabados… Recordé cuando nos encargaron la clausura del Festival de Cine de Gijón. Compusimos y cantamos: “Y ten seguro/que a todo el que le cuente que aquí vine/voy a decirle que Xixón…/ !está de cine!”. Me dijiste: “Nos ha quedado un poco como de Perales, pero está bien”. Me acordé de tu concierto en Las Ventas. Te cogí en un aparte y te dije: “Manolo… este tren no puedes dejar que se te escape”. ¡Tenías a todo el mundo a tus pies! Y… claro que lo dejaste escapar. Tu etapa en Miami. Me llamaste y me propusiste hacer un disco con mis canciones favoritas del pop, en versión salsera. Todavía lo tenemos pendiente. Te llevé a actuar a un local que monté en Tenerife, Don D’Caco. En los mentideros se hablaba que estabas acabado. Yo tenía claro que no fallarías. Fue un éxito. Sabía que tu talento y tu magia, estaban por encima de tus condiciones físicas y tu garganta. Te decía: “Manolo, tú en el escenario no necesitas moverte. Míralos y enséñales tu voz rota. No hace falta más”. Te habías convertido en un seguidor de las medicinas alternativas y te presenté a mi amigo Antonio Bermudo. Hablaron toda la noche apasionadamente del tema. Un día te dije: “Tienes que ir a Melilla. Te enamorará la ciudad y va a ser un exitazo”. Solías hacerme caso en esas cosas y para allí que fuimos. Acerté. Éxito rotundo. Me subiste al escenario a cantar juntos Sangre española. Terminamos la noche, de risas, cantando en un karaoke canciones tuyas. He compartido contigo la ilusión de tu último disco. Tu hermano Rafa me llamó, por indicación tuya, para que apareciera en el documental. Me sentí orgulloso, como amigo. Guardo canciones inéditas tuyas, que me pasabas pues querías conocer mi opinión. Y tú te has llevado una que estábamos haciendo a medias: El bolero siempre llama dos veces. Sé que no has querido darme el disgusto de tu dolencia. Cuando, ante la noticia, le he escrito a Rafa, me ha respondido diciéndome que tú me adorabas… ! Y yo a ti, Manolo… y yo a ti! Desde entonces, no paro de llorarte, amigo. Se nos queda otra canción a medias: La Habana… lloviendo lágrimas. Deja ver…

TE PUEDE INTERESAR