El padre Sierra

El padre Salvador Sierra Muriel, OFM (Orden Franciscana Menor), era un fraile muy particular. El periodista Alfonso García-Ramos tenía la teoría de que no era fraile ni nada, sino legionario, y que había entrado con las tropas de Franco en Madrid, vio un eclesiástico caído, le mamó la cédula y se ordenó él mismo sobre la marcha. Pero todo esto es apócrifo

El padre Salvador Sierra Muriel, OFM (Orden Franciscana Menor), era un fraile muy particular. El periodista Alfonso García-Ramos tenía la teoría de que no era fraile ni nada, sino legionario, y que había entrado con las tropas de Franco en Madrid, vio un eclesiástico caído, le mamó la cédula y se ordenó él mismo sobre la marcha. Pero todo esto es apócrifo.

El fraile, falso o auténtico, hacía unos comentarios en La Tarde del evangelio del domingo, que eran auténticos disparates. Y los iba a entregar los sábados a mediodía. Cada vez que entraba en la redacción, el periodista José Manuel Pérez y Borges hacía un comentario hiriente sobre el padre Salvador: “¡Je, ya está este aquí otra vez!”. Al franciscano se le fue inflando la cachimba y un día, que venía acalorado, tras la frase de Pérez y Borges tomándole el pelo, se encaró con él y le dio un piñazo, al grito de: “Jódete, pedazo de maricón”, rompiéndole las gafas. Una vez, el padre Salvador, que había cogido unas perras de la venta del almanaque de San Francisco, nos invitó a un ágape en el Shangai, calle de La Marina, a unos cuantos periodistas amigos y acabó sacando un crucifijo del convento que regentaba y llevándonos en procesión, calle de La Marina a través, hasta llegar al periódico La Tarde, todos borrachos como piojos, incluido el fraile, que era el más cargado de todos. Luego le regaló el crucifijo a Alfonso García-Ramos, a la sazón director del periódico, que se lo llevó a su casa. En el Shangai, de Enrique el Chino, pronunció un estrafalario sermón de las Siete Palabras, en medio del descojono general. Qué maravilloso Santa Cruz el de entonces, ¿no creen?

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