No se puede

No pueden refugiarse en frases vagas o afirmaciones que destilan una cosa y la contraria.

No pueden refugiarse en frases vagas o afirmaciones que destilan una cosa y la contraria. Podemos no debe. No se puede huir de Venezuela eternamente, galopando sobre el escapismo argumental o la ambigüedad. La indeterminación con la que afrontan ese asunto es inadmisible; así, de esa manera, que no, que nos representan, pensarán quienes han probado con Podemos y valoran repetir. Venezuela no está para tonalidades de gris. El chavismo ha destrozado el país. Otros lo destrozaron antes en incontables ocasiones, pero los precedentes no alivian el caos que ahoga a los venezolanos. Es difícil saber los años que harán falta para reconstruir un país que los chavistas han dinamitado. No es fácil poner nombres, apellidos, cifras, cauces u operaciones a la financiación venezolana que tantas voces imputan a Podemos; como tampoco resulta sencillo digerir que el PP, sí, el PP, este PP, no otro, este PP, se permita el lujo de pontificar o echarse las manos a la cabeza sobre la financiación de los partidos -dejémoslo ahí-. No deja de llamar la atención la ilimitada sensibilidad que a todos les ha entrado de golpe con Venezuela coincidiendo con la segunda vuelta electoral. Sincera, puede, pero también interesada la venezolanización de la campaña. Ahora bien, respecto a los presos políticos y al déficit democrático en Podemos deben ser claros. Como lo ha sido, en este diario, Alberto Rodríguez.

Que respeten la democracia y cumplan la ley, ha dicho. Que tome nota el resto. Basta de vaguedades. En lo que atañe a Venezuela, deben mirarla a la cara y dejarse de respuestas intermedias o frases que significan una cosa y la contraria. No se puede, no se puede.

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