Aguanta el portón

Uno de los trabajos más complicados de los traductores de las series de televisión es interpretar, en una lengua distinta, los juegos de palabras

Uno de los trabajos más complicados de los traductores de las series de televisión es interpretar, en una lengua distinta, los juegos de palabras. Quienes siguen Juego de Tronos pero no han visto el capítulo quinto de la sexta temporada no deben seguir leyendo. A los que ni han visto ni piensan ver la serie hay que contarles que uno de los personajes, Hodor, debe su nombre a que en el pasado lo último que escuchó, en inglés, con reiteración y entre convulsiones, fue hold the door. Los traductores respetaron el nombre, Hodor, lo que ahora les ha obligado a encontrar la manera de contarlo en español con soluciones del corte déjalo cerrado, dejalorrado, calorrado, coador, codor, hodor. Ocurre con las series lo que pasa con la política. Una de las tareas más difíciles es reelaborar, en un contexto distinto, los juegos de palabras empleados en los discursos anteriores.

Han caído en el Gobierno de Canarias en que la realidad que se les viene encima es diferente, peor. Ahora sí, ven claro que vienen curvas, ajustes, techos inamovibles de gasto, convenios sin mejorar y un sistema de financiación sin fecha de caducidad. De ahí que en el discurso del 30 de mayo, obligados a contextualizar el hilo conductor del presidente, hayan forzado la traducción con la fórmula entendimiento, entenovamos, no vamos a permitir. O que, conscientes de que en elecciones tira más la reivindicación que el buen rollo, los traductores lo hayan resuelto con ese diálogo, dialonunca, nunca más. Sabe Clavijo que al Gobierno y a Coalición se le están echando encima los caminantes blancos. El invierno está llegando, y no va a haber Hodor capaz de mantener esa puerta cerrada.

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