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Luis Mardones: “Si hay elecciones, el ciudadano tendría derecho a pensar que sus dirigentes son imbéciles”

El voto de Mardones marcó una época. A 48 horas del debate de investidura de Mariano Rajoy, el disputado voto del diputado Luis Mardones Sevilla, que hizo presidente a Felipe González hace algo más de un cuarto de siglo, es una foto del álbum de la historia de España que despierta un renovado interés
Luis Mardones
Luis Mardones
Luis Mardones, Exdiputado de Coalición Canaria en Madrid. / FRAN PALLERO

El voto de Mardones marcó una época. A 48 horas del debate de investidura de Mariano Rajoy, el disputado voto del diputado Luis Mardones Sevilla, que hizo presidente a Felipe González hace algo más de un cuarto de siglo, es una foto del álbum de la historia de España que despierta un renovado interés. “Me insultaron, me amenazaron de muerte y sectores derechistas anti-Felipe me acusaron de haberme vendido por dinero.”

En diciembre de 1989, el entonces diputado de las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC) tenía un voto que valía oro políticamente, pues Felipe González estaba a tan solo un escaño de la presidencia. Y el momento era clave. Tras la investidura, debía participar, sin pérdida de tiempo, en Estrasburgo, en una cumbre europea de Jefes de Estado y de Gobierno, coincidiendo con la caída -el mes anterior- del muro de Berlín, donde apoyó a su amigo Helmut Kohl para la reunificación alemana. Mardones votó sí, salvando la cara a González, que pudo cumplir la agenda como presidente. Y 27 años después, ya jubilado de la política y dedicado a menesteres académicos -como decano de la Real Academia de Doctores de España, en Madrid-, el veterano exdiputado canario de 78 años no se arrepiente, pero tampoco olvida aquel “mal trago”. Sigue al día, preocupado con la deriva del yihadismo y la inestabilidad económica. En la entrevista se descuelga con algunas perlas sobre materias sensibles de la política y la Defensa”.

-¿Rajoy correrá el miércoles la misma suerte que González con usted?

“Necesita no uno, sino seis votos fantasmas. Se votará por llamamiento y de viva voz, ya no serían tan fantasmas. Vaya situación más absurda y kafkiana. En la Asamblea de Madrid se produjo el tamayazo: dos diputados tránsfugas del PSOE acabaron facilitando la presidencia a Esperanza Aguirre. ¿Lo hicieron por dinero? Oficialmente, fue por el mandato imperativo constitucional: el diputado es el dueño de su voto y escaño. Ya hubo votos fantasmas en la elección de esta mesa del Congreso. ¿Quién dice que no se pueda repetir? Los nacionalistas catalanes y vascos, con lo de la independencia y Otegui de por medio, son capaces de cualquier cabriola. Sinceramente, creo que Rajoy lo tiene crudo”.

-¿Lo siguiente qué será?

“Elecciones. Y el descrédito total y absoluto. El ciudadano español tendría derecho a pensar que sus dirigentes son imbéciles y mediocres. Y España sería un chiste cada vez que entrara por la puerta de un organismo internacional. Hemos convertido la elección de un presidente en lo más parecido al sorteo de la Lotería Nacional, donde no se sabe quién tiene el premio gordo. El origen de este guirigay es una Ley Electoral útil para el bipartidismo e inútil para cuatro partidos. Esto es un sudoku”.

-¿Cuál diría que es la mejor solución?

“La gran coalición alemana entre conservadores y socialistas funciona. O de tres partidos”.

-CC no es el voto Mardones, pero es el 170 de esa lotería.

“Hace bien CC si apoya al PP. No es lo mismo que en el 89. Estamos en un bloqueo sin precedentes. Y esta vez son razones de Estado, no cuatro carreteras”.

-¿Qué futuro augura a Rajoy?

“Siendo el mejor currículum del Parlamento, si pierde la investidura será un zombi por los pasillos del Congreso. Estos son los peores de la escuela. También Ana Oramas tiene un dilatado servicio público. A Ciudadanos y Podemos les penaliza la inexperiencia. Buscas políticos con horas de vuelo y te quedas con dos. Para pilotar un jumbo no basta con 200 horas, mejor 4.000. Sin embargo, Rajoy es un hombre sin sitio. Cobra actualidad la doctrina Suárez. Hay que releer el discurso de su dimisión hace 35 años: ‘… no quiero que el sistema democrático sea un paréntesis en la historia de España’. Rajoy y Sánchez deberían apartarse”.

-¿Se ha vuelto un asunto personal y excluyente?

“En eso ha derivado. Si Sánchez dimite en las próximas horas sería un gesto de Estado y de sensatez. Cuando en una autopista hay un atasco, el coche que obstaculiza es apartado al arcén para dejar la vía expedita. El PSOE tiene que buscar un Felipe González como sea. Sánchez se ha empecinado en bloquear la investidura por obcecación. No creo que sea consciente de la gravedad de sus actos. Es mediocre”.

-¿Rivera ha leído mejor el partido?

“Estéticamente, sí. Pero sus seis condiciones a Rajoy son para entrar juntos en la orden franciscana; está bien, pero nada más. Puede llegar a ser un buen político si madura. Un torero le explicaba cómo se torea a un aprendiz, y este le dijo, “maestro, y después qué”. Y le dijo, “después hay que hacerlo delante del toro”.

-¿Usted, que es veterinario y lidió entre dos siglos con la fauna política, confía en algún mirlo blanco?

“No se vislumbra ese líder, y si no se cambia la ley electoral, no saldrá un mirlo blanco.Nadie bueno quiere entrar y los que quieren,tienen vocación de pelotazo”.

-¿Cómo se acaba con la corrupción?

“Acabar con la corrupción es como acabar con la prostitución. Después de siglos no se ha conseguido. Supone legislar sobre las pasiones humanas. Y el ciudadano al votar transforma la corrupción en la canción del olvido. Es obligatorio moralmente acabar con ella”.

-¿En la Comisión de Secretos Oficiales, a la que perteneció, recuerda lo más gordo que vio?

“El caso de Roldán, director general de la Guardia Civil. No tengo pruebas, pero cabe colegir que acordó con el espía Paesa -que fingió haber muerto- un sistema de ocultamiento del dinero robado, para disfrutarlo al salir de la cárcel”.

-¿Eso y el GAL emborronan la figura de González?

“Esto es como en los concursos de belleza. Tenía personalidad y rodaje. Tengo un buen concepto de él, no el mejor”.

-Cuénteme cómo fue lo suyo con Felipe González.

“La votación del 89 empezó con un acto de soberbia del PSOE. Felipe González ganó las elecciones por mayoría absoluta, con 176 diputados justos. Al día siguiente tomaba posesión ante el Rey y cogía un avión para viajar a Estrasburgo, a un Consejo Europeo crucial sobre la Europa central y del Este. Todo se le vino abajo cuando aquella mañana del 5 de diciembre, horas antes de votarse la investidura, el presidente del Congreso, Félix Pons, recibe la noticia de que los tribunales le quitaban un escaño al PSOE en Melilla y se quedaba sin mayoría absoluta. Antes, habían sido suspendidas las actas de Murcia y Pontevedra por irregularidades. González se quedaba con 166 diputados, a falta de uno para la mayoría absoluta. Yo era el voto 167. Me pensaba abstener”.

-Podía salir por mayoría simple en segunda vuelta.

“Sí, 48 horas después, y no tenía tiempo. Por lo que deduje, no se llevaba muy bien con Mitterrand. Temía ser humillado por el francés, que al saludarle le habría dicho, ‘¡qué tal, presidente en funciones!”.

-¿Por qué no pidió el voto a los nacionalistas catalanes o vascos? En el 93 pactó con CiU.

“Porque tanto Miguel Roca (CiU) como Anasagasti (PNV) no tenían mi capacidad de maniobra; se votaba esa noche. Hermoso lo llevó sobre la marcha al consejo político de las AIC y estuvieron de acuerdo, excepto Marcos Brito, del Puerto de la Cruz, y Antonio Daroca, de Santa Cruz. Pudimos hacer la jugada de una manera limpia, elegante y contundente. No era algo que se le había ocurrido a Mardones ese día por delante del Congreso fumándose un puro. Hermoso, Adán Martín y José Emilio García Gómez viajaron a Madrid, a arroparme, y, mientras yo capeaba el temporal en el Congreso con el auxilio de nuestro senador Miguel Ángel Barbuzano, se encerraron en una habitación del Hotel Palace a elaborar la lista de condiciones a cambio del voto. Fueron horas de una tensión horrorosa. Mi interlocutor con González era Tixiki Benegas”.

-¿Qué precio pusieron al voto?

“Terminar la red de carreteras de Canarias; obras en aeropuertos (yo había visto los baches en los accesos a Los Rodeos); la subvención al transporte de viajeros y mercancías; REF y aspectos de los Presupuestos del Estado. Se lo entregué en unas cuartillas a Txiki y aceptaron. Hice el seguimiento y tres meses después me llamó González para preguntarme si estaban cumpliendo. La verdad es que González cumplió a rajatabla lo que le pedimos a cambio de hacerlo presidente”.

-¿Qué reacciones suscitó su voto?

“Me insultaron, me amenazaron de muerte, me decían de todo, que me había vendido por dinero. Eran elementos derechistas y anti-Felipe. Telefónica tuvo que cambiarme el número de casa, porque era inaguantable. Esa misma tarde, un diputado del PP subió a mi escaño para decirme, ‘Luis, humíllalo’. Y le dije, yo no he venido a Madrid a humillar a nadie políticamente”.

-¿Usted vio el tren y se subió?

“Yo siempre creí que era una gran oportunidad para Canarias y que debíamos procurar que no hubiera francotiradores. Sabino Fernández Campo, secretario general de la Casa de Su Majestad el Rey de España, me llamó al escaño y le conté: Sabino, dile al Rey que puede empezar el discurso diciendo, ‘señor Presidente del Gobierno de España’, porque voy a votar que sí. Y así se lo transmitieron desde el Congreso por una vía cifrada”.

-¿De ahí viene el paradigma de que CC procura estar con quien gobierne en Madrid?

“Esa fue siempre mi idea. Para que las islas participen del gran banquete de los Presupuestos del Estado. Lo mejor es que en política la letra y la música sean las mismas en Canarias y en Madrid. Esto no es Suiza”.

-Eso tira por tierra cualquier sesgo ideológico. ¿El llamado nacionalismo canario es intrínsecamente pragmático?

“Ha de serlo. Esa era mi posición. Canarias no está para hacer ideología. Su política ha de ser pragmática. El invento de ATI, AIC y CC era, no lo olvidemos, la línea sucesoria de unos herederos de UCD, de centro derecha, y Hermoso era el hombre carismático de los barrios. Éramos el partido de la burguesía. En las noches electorales, ¿quiénes estaban con nosotros? Los médicos, los profesionales…, gente de clase media. No somos un país de millonarios. Nuestros adversarios históricos eran los socialistas. El error fue meter la carga ideológica en CC. En 25 años en el Congreso conseguimos mucho con pragmatismo”.

-¿Por qué usted se fue a disgusto?

“Yo quería retirarme en el 2008. Gobernaba Zapatero y éramos dos diputados por CC: Paulino Rivero, que luego suplió Ana Oramas, y yo. Siempre habíamos apoyado los Presupuestos del Estado, incluso a regañadientes. En el último momento, Ana Oramas me traslada la directriz del partido de que vote no, y voté sí, como siempre. Por coherencia. Era la última función. Terminó la legislatura y me fui a casa. Abandoné la militancia. ¿Disgustado? Sí. Me dolió. Habría querido despedirme de otra manera”.

-¿Sigue con nostalgia cómo evoluciona su antiguo equipo en la liga?

“Claro, y me fastidia verlo de farolillo rojo. ¿Por qué con alcaldías, Cabildos y el Gobierno, tiene un solo diputado en Madrid? ¿Qué transmutación se da ahí? En el año 2000, CC tenía casi 250.000 votos (4 diputados), un 30%, y hoy menos de 80.000, el 7-8% (1 diputado). Teníamos una sintonía de campaña que decía, siete deberes, siete poderes. Y ahora se reduce a dos territorios, Tenerife y El Hierro (Congreso y Senado). Tuvimos grupo parlamentario en cuatro legislaturas. Fueron muchas horas de trabajo e ilusión para ver ahora que la higuera se seca y no da higos. Porque después de uno, solo te queda cero”.

-¿Quiénes son los poderes fácticos hoy en España?

“Solo permanece la banca, y a ver qué hace ahora en Cataluña la Caixa ante la investidura.No descarto nada. Antes también influían el Ejército y la Iglesia, que en tiempos de Tarancón no tragaban a Suárez. Los poderes fácticos forzaron la dimisión de Suárez. Y Tejero dio un golpe el 23-F que abortaba el de Armada”.

-El elefante blanco.

“Sí, el cabecilla de un golpe para presidir un gobierno de concentración pluripartidista, en el que habría gente como el socialista Enrique Múgica. Al rey le molestó mucho que los golpistas zarandearan al teniente general Gutiérrez Mellado”.

-¿Y este vacío ahora es un caldo de cultivo para un susto militar o esto no es Turquía?

“Esto no es Turquía. No hay riesgo golpista en España. Tenemos un rey discreto, que obra con prudencia, y el Ejército de hoy día no está por la labor de dar un golpe, porque tampoco tiene la solución. Es más de obediencia que de iniciativa y el capitán general de Canarias es un buen funcionario que no se hace notar”.

Luis Mardones
Luis Mardones, Exdiputado de Coalición Canaria en Madrid. / FRAN PALLERO

-¿España puede permitirse un año en blanco? Baja la obra pública (un 20%), pero el PIB sigue creciendo.

“Con el piloto automático. Hay funcionarios, el país funciona, pero no hay gobierno, y si no vuelve la política, España puede colapsar. Estamos tirando de reservas”.

-El voto de Pedro Quevedo parecía otro voto de Mardones. Pero esa hipótesis se desvaneció.

“El escenario es distinto”.

-¿Cambió el voto su estatus político en Madrid?

“Hubo gestos. Después vino Margaret Thatcher y me invitaron a una cena de trabajo con la dama de hierro. Felipe González quería que la Thatcher conociera de primera mano qué compromisos tenía el voto nuestro respecto a la política británica y el Mercado Común. Ahora los ingleses ni están en la Unión Europea”.

-Merkel hizo esta semana una gira europea de unidad.

“Los que consideramos que es de locos, por culpa del tontorrón de Cameron, pensamos que Europa debe recuperar a Reino Unido, bajo la parábola del hijo pródigo, para que los británicos entren en el sistema financiero europeo. Estados Unidos se frota las manos, ante la debilidad de Europa, con una crisis bancaria inminente. La City va a ser Wall Street, y quien tiene Internet y tiene el dólar, tiene el control del mundo. El día que el Pentágono, que es el amo de Internet, baje la palanquita deja el mundo a oscuras. Ojalá el elegido no sea Donald Trump, aunque el poder enfría”.

-¿El brexit afecta a la OTAN, su especialidad?

“Veremos qué pasa con el material que tienen los ingleses en puertos de la OTAN. Nosotros nos abstuvimos cuando Aznar planteó el ingreso en la estructura militar de la OTAN, porque no se dejaba claro a quién le tocaba defender a Canarias: si al mando norteamericano o al europeo. En los mapas de los norteamericanos las Islas Canarias no figuraban en el territorio de tierra de la OTAN, sino del mar, bajo un almirante en Washington. Se solucionó y dependemos del mando terrestre europeo en Bélgica. Lo negocié con el ministro de Defensa Eduardo Serra”.

-¿Ha habido riesgo de invasión de Canarias después de los planes de Churchill (Pilgrim) y de Hitler (Félix)?

“No, no, en absoluto. Pero siempre planteé que a las islas no solo se les defendiese de un modo militar estático, sino también con medios tecnológicos (satélites y aviones no tripulados), para garantizar que tuvieran una calidad de defensa del máximo nivel. Con el general Pardo de Santayana, Jefe del Estado Mayor del Ejército, yo mantenía contactos permanentes para saber cuál era el nivel de protección tierra-aire de Canarias como territorio que podía ser reivindicado por un país que se volviera loco”.

-¿Cuál podía “volverse loco”? ¿Marruecos?

“En el mandato de Aznar vivimos la ruptura de relaciones diplomáticas, que desembocó en el tema de Perejil, en 2002. ¿O nos hemos olvidado de lo que pasó en Perejil? No creo que Canarias por el lado europeo corra peligro. Y por el lado africano, Marruecos es el único Estado que tiene unas Fuerzas Armadas de cierta envergadura”.

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El diario de Suárez

En los estertores del franquismo, pero aún vivo Franco, Luis Mardones y Adolfo Suárez recorrían juntos dos pueblos de Córdoba (Montilla y Cabra), para hacer proselitismo de la Unión del Pueblo Español (UDPE), una de las primeras asociaciones políticas, embriones de futuros partidos moderados. Fernando Abril Martorell, íntimo colaborador de Suárez, le pidió aquel favor a Mardones. “Tú conoces bien Córdoba, acompáñalo”. Y el tinerfeño, que había estudiado allí Veterinaria, fue a recogerlo en un coche de unos amigos que se lo prestaron para la ocasión. “Suárez tenía soltura, aunque luego de presidente pareciera más tímido, y me dijo que me mezclara entre la gente para escuchar las reacciones a sus palabras”. Mardones se sentó en la última fila en aquella discoteca de Montilla mientras Suárez, que era vicesecretario general del Movimiento Nacional, soltaba su speech. Era a mediados del 75, Franco entraba en barrena y aún no se habían desencadenado los acontecimientos más importantes del último medio siglo: la Transición y la democracia impulsadas por Suárez y el Rey (Mardones sería gobernador civil en Tenerife y Lérida y Subsecretario de Agricultura y de Consumo). Alguien del público le preguntó a Suárez: ¿Con qué periódicos contamos? Y Suárez dijo: “Tenemos La Voz de Ávila y acabamos de adquirir en Tenerife Diario de Avisos”. Mardones supone que alguien sopló a Suárez la operación de compra de este diario a sus propietarios palmeros y, como un lince, se apuntó el tanto.

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