Tras fracasar los proyectos hegemónicos del chavismo a nivel regional e internacional, basados en la creación del bloque Unasur y la alianza ALBA, con los que pretendió destruir la Alianza del Pacífico, el Pacto Andino, el Mercado Común del Sur (Mercosur) y especialmente la Organización de Estados Americanos (OEA), en un último acto de desesperación, el presidente Nicolás Maduro ha convocado en Isla Margarita una cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), actualmente solo un sello de caucho recuerdo de un cadáver geoestratégico desde hace al menos dos décadas, cuando sus principales mentoras, la desaparecida Unión Soviética y China, dejaron de alimentarla ideológica, económica y militarmente al acabar la Guerra Fría.
Es que pese a estar integrado por dos tercios de los miembros de Naciones Unidas, nunca fueron “Países No Alineados” pues aceptaban las estrategias para los cinco continentes impuestas desde Moscú y Pekín si bien, dependiendo ello de quien administrara los destinos de esos países cíclicamente.
Caído el Muro de Berlín y asumiendo China que la lucha debía ser en lo económico, dicho bloque perdió fuerza mas aún tras aparecer el G8 y el G20, por lo que actualmente carece de todo peso estratégico internacional, siendo esta convocada por Maduro un simple encuentro de Turismo Diplomático, donde será imposible resucitar un cadáver geoestratégico sin el respaldo de sus dos inspiradores, Rusia y China, hoy mas preocupadas por regiones estratégicamente mas importantes, donde desean reemplazar a Estados Unidos y la Unión Europea.
En suma, le guste o no, Maduro no está resucitando un bloque “antiimperio” del cual Venezuela será su centro y ombligo -viejo sueño chavista-, como seguramente declamará de manera estentórea en su discurso inaugural. Solo repetirá un funeral concretado entre 1991 y 2001, ahora entre chupitos y calamares que pagará el pueblo venezolano.
gerardoctkc@gmail.com
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