
Se confiesa un hombre de radio, aunque admite que “por mucho que un narrador lo cuente como los ángeles, no es lo mismo la imagen que el relato”. Después de cubrir para Radio Nacional de España seis Juegos Olímpicos, cinco mundiales de baloncesto, tres de fútbol y dos Juegos del Mediterráneo, Domingo Álvarez tomó una decisión nada fácil: colgar el micrófono y dedicarse a la gestión pura y dura. Aceptó la propuesta de dirigir primero la emisora pública en el Archipiélago, entre 2009 y 2013, y después, el 1 de agosto de 2014, con 50 años, Radiotelevisión Española en Canarias. “Ni en mis mejores sueños me había imaginado una vida profesional como la que he tenido”, asegura, algo que a su juicio es el resultado de un “sacrificio enorme que me ha obligado a renunciar a muchas cosas”. Repite una y otra vez que “si yo he llegado hasta aquí, todos podemos llegar”. Con el periodismo limpio por bandera y con una estela de profesional independiente se ha ganado el respeto de políticos, compañeros de trabajo y de la competencia. Ahora se marca como retos inmediatos ofrecer una mayor oferta televisiva para las Islas y seguir sumando espectadores y oyentes. Los tiempos actuales, marcados por la sobreproducción de información y la competitividad feroz entre los medios, nada tienen que ver con los años en los que a la pequeña pantalla se la situaba en las antípodas de la inteligencia.
-¿Qué queda de aquella caja tonta de antes?
“Aquella caja tonta ofrece hoy muchas opciones para elegir. No diré que es imprescindible porque dicen las estadísticas que un puñado de millones de personas de este país en ningún momento contactan con la televisión, pero me parece un elemento de compañía casi imprescindible en todos los hogares. Llevo dos años dirigiendo RTVE-C, aunque siempre digo que soy un hombre de radio que ha hecho durante 20 años pantalla. Soy un adicto a hacer un seguimiento a todas las cadenas para ver qué hacen los demás y cómo nos puede repercutir. La televisión es un instrumento esencial. El zapping es una herramienta maravillosa, nadie te obliga a que veas nada. Estamos en manos del espectador”.
-¿Cuál diría que es, si existe, la pócima mágica para articular una programación de éxito para una televisión y una radio públicas?
“Alejarse de la frivolidad, estar muy cerca de la gente y aplicar un criterio aliado con el sentido común. Me parece que las empresas privadas cuentan con una capacidad creativa infinita, parece que deben superar las líneas rojas para cautivar al espectador y elevar la audiencia. Hay que respetar ambos perfiles. Nosotros lo que tenemos que hacer es ajustarnos a la verdad, contar la realidad, emplear tono adecuado y ser una radio y una tele para todos. Mi eslogan es queremos ser una empresa pública pero con público”.
-Con público cuentan, según indican los datos de audiencia. Televisión Española en Canarias ha sido el canal público más visto en las Islas en los últimos 12 meses, aunque ustedes no suelen airear esas cifras. ¿Por qué?
“Nosotros no resaltamos ese tipo de datos porque no es nuestro estilo. Detrás de esas cifras hay un trabajo durísimo, aunque es verdad que las dos televisiones públicas han perdido productos de enorme valor. En nuestro caso, la Champions League, las motos y tampoco tenemos baloncesto ACB, que son sinónimo de éxito. La audiencia que tenemos es mejorable y en esa tarea estamos. El fenómeno Telecinco es impresionante en Canarias. Está 10 puntos por encima de su propia media estatal”.
-¿La competencia con el otro medio público, la Televisión Canaria, es dura o prevalece el buenrrollismo?
“No estoy en ninguna guerra con Televisión Canaria porque si fuera así no merecería ser el director de Televisión Española en Canarias. Cada uno defiende su terreno y lo que ocurre a veces es que los dos queremos el mismo producto y se producen algunos momentos de sana discusión, pero siempre he manifestado mi profunda convicción de que ambos medios son compatibles, viables y necesarios. Puedo decir que he mantenido siempre una excelente relación”.

-¿Y en qué momento está ahora el ente público que dirige?
“Hay un intento de ir recuperando poco a poco el terreno perdido, después de que se nos complicaran mucho las cosas tras el último expediente de regulación de empleo que redujo a la mitad la plantilla de TVE y Radio Nacional en Canarias. Hoy tenemos un personal que defiende esas siglas y contamos con una complicidad fantástica desde Madrid. Octubre será un mes de relanzamiento, diez años después, recuperaremos la histórica segunda edición del informativo en la que estuve 20 años. Estrenamos también decorados”.
-Han pasado 36 años desde que aquel chico, casi un niño, de 16 años pisara por primera vez la moqueta de un estudio de radio. ¿Cuándo descubre que quiere ser narrador de partidos?
“Muy temprano. Ya con 10 años cogía un lápiz o un bolígrafo simulando un micrófono y le narraba a mi padre los partidos que veíamos en la televisión. Mi entretenimiento era montar programas de radio. Borraba la voz del locutor y yo le daba paso a las crónicas que extractaba de las conexiones”.
-¿Y qué pasó cuando aquel lápiz o bolígrafo se convirtió en un micrófono de verdad?
“Un día, en 1980, escuché en Radio Juventud de Canarias la convocatoria de un curso de radio impartido por profesionales. Brillé por mi timidez porque no hablé en ningún momento, yo miraba para otro lado y afortunadamente no me señalaron para que hablara. Sin embargo, Juan Hernández, que era uno de los que impartía el curso, a sabiendas de que los tímidos en aquella época tenían un sitio en la radio, me llevó al estudio y me invitó a imaginar un partido de fútbol entre el Tenerife y el Recreativo de Huelva. Él empezaría a narrarlo y yo lo seguiría. Así lo hicimos. Lo siguiente es que Juan ya me invitó a acompañarle a un partido en el estadio, donde hice mis primeros pinitos. A partir de ese momento, con 16 años, me quedé a vivir en la radio”.
-¿Qué recuerda del primer partido del que le tocó informar?
“Mi primera crónica telefónica para Radio Juventud fue un partido del Arguijón, en La Cuesta. Luego tuve la gran fortuna de que gente como Manuel Negrín, Tomás Correa o el propio Juan Hernández confiaran en mí y a la semana siguiente ya fui al estadio. Un mes después hice mi primer partido, un Logroñés-Tenerife desde Las Gaunas. Después vendría el Náutico, el Canarias y la época gloriosa del Tres de Mayo.”
-Hasta que en un momento de su vida, siendo muy joven, da el salto a Madrid…
“Mari Carmen Izquierdo, una profesional histórica del periodismo deportivo, puso los ojos en mí y me llevó a Madrid. Allí empecé a transmitir los partidos de la selección española de baloncesto de cara al mundial de 1986. Ese fue mi primer contacto nacional e internacional con este deporte”.
-Y a partir de ahí se convierte en un referente como narrador de baloncesto en la antena de Radio Nacional de España.
“Ese camino comenzó en Zagreb, con el campeonato europeo; al año siguiente, mi primer mundial de los cinco que hice y a continuación empecé mi experiencia en los Juegos Olímpicos, desde Barcelona 92 hasta Londres 2012. También me llegó la oportunidad de hacer el mundial de fútbol de Estados Unidos en 1994, luego el de Francia, en 1998, y Japón y Corea en 2002; y participé en los Juegos del Mediterráneo de Francia (1993) y Almería (2005). En 2006, los recortes me obligaron a elegir entre el mundial de fútbol o el de baloncesto. Me decanté por este último porque creo que mi ritmo de narración es alto y se adaptaba mejor. Gran suerte la mía porque España ganó en aquella cita de Japón su primera y única copa del mundo, entre otros, con el tinerfeño Sergio Rodríguez. Después tuve la oportunidad de cubrir el europeo de 2009, el mundial de Turquía (2010), el europeo de Lituania (2011) y los Juegos de Londres (2012)”.
-Y con ese apabullante currículum y con seis Juegos Olímpicos a sus espaldas, le habrá resultado extraño ver los últimos de Brasil por televisión…
“Muy extraño. Reconozco que ha sido duro porque prácticamente no recuerdo ver unos Juegos por televisión, pero todo tiene un comienzo y un final y hay que aceptarlo. Es verdad que desde la Casa siempre se me ha dado la posibilidad de compatibilizarlo con los cargos de dirección que se me han encomendado, primero en Radio Nacional en Canarias y ahora en RTVE-C. Le estoy muy agradecido al actual presidente del Ente, José Antonio Sánchez, que me dijo que era una pena que no afrontara los últimos Juegos Olímpicos. Hace un par de años tomé la decisión de renunciar al mundial de baloncesto 50 días antes de que comenzara. Tenía 50 años y me habían ofrecido la dirección de RTVE en Canarias. Era una edad que estimé idónea para dar un paso al costado en las narraciones y dejar paso a la gente más joven”.
-¿No se arrepiente de esa decisión?
“Cuando eres sincero la decisión duele y a mí me ha causado un dolor profundo en los últimos grandes acontecimientos deportivos. Pero eso me enorgullece, y lo digo desde la más absoluta modestia porque cedes el paso a otros compañeros más jóvenes con dolor y no por desidia ni por cansancio. Es ley de vida. Llega un momento en que te quitas o te quitan”.

-¿Cómo se llega a ser narrador de tantas competiciones internacionales y dirigir Radio Nacional en Canarias y Televisión Española?
“Trabajando. A mí nadie me ha regalado nada. Me ha costado un enorme esfuerzo, grandes sacrificios personales y muchas renuncias. Estaré en esta responsabilidad el tiempo que la Casa decida. Esto es como el fútbol, los titulares nunca preguntan por qué lo son ni tampoco cuando dejan de serlo. Así que cuando llegue ese momento habrá que afrontarlo con naturalidad. Nunca he tenido ningún afán de nada, sólo he pretendido ser un modesto periodista deportivo en la isla de Tenerife”.
-¿Y ahora, que ya ha colgado el micrófono, cómo lleva lo de la gestión?
“El día a día es complicado. La cabeza está permanentemente conectada, las ideas brotan en cualquier momento y el nivel de responsabilidad es máximo. Tenemos tres sedes, una en Gran Canaria, donde está TVE y RNE, y dos en Tenerife: TVE y RNE. Aunque soy una persona muy organizada y metódica no es fácil atender todos los frentes y hacer un seguimiento diario, pero no me quejo, son las reglas del juego”.
-Un perfil discreto como el suyo, que desprende humildad y cercanía, ¿cómo llega a triunfar en un mundo, como el periodismo, de una competencia brutal y donde campan tantos egos?
“A Televisión Española llegué con un bagaje, un recorrido, y eso me ha ayudado, pero por encima de todo está la naturaleza de la vida que es maravillosa. Yo me voy descubriendo a mí mismo cada día. Al margen de que a mi edad brotan cualidades que antes no tenía producto de la madurez, llego a la dirección de RTVE-C sin egos ni ambiciones profesionales a largo plazo, sin ningún afán de seguir creciendo. Yo no le pido nada a la vida, solo salud. Cuando estás dispuesto a competir y a fajarte lo que sea necesario pero no tienes miedo a que el balón entre o no porque tu carrera ya está hecha, eso te da una libertad fantástica. Con gran responsabilidad y sacrificio, con alegrías y sinsabores, pero la experiencia ha sido vital. Puedo presumir de que jamás he tocado en ninguna puerta y nadie podrá ponerme la cara colorada. A mí me han llamado y he tenido que tomar decisiones”.
-Y para tomar esas decisiones, ¿cuáles han sido sus condiciones?
“En mayo de 2008 me propusieron ser jefe de deportes estatal de Radio Nacional y un mes después el entonces director, el tinerfeño Santiago González, me ofreció la dirección de la emisora en Canarias. Me hizo ilusión. Solo le dije que yo era un profesional independiente y me respondió que eso era lo que buscaba. En 10 segundos había aceptado.”
-Entre sus méritos está haber ocupado cargos directivos con el Partido Socialista y con el Partido Popular en el Gobierno; ¿dónde está la clave de ese equilibrio?
“La clave es ser independiente. Mi respeto a la política y a los políticos es profundísimo. Jamás he tenido un problema. En ese sentido, cuento con un gran equipo que siempre ha remado en la misma dirección defendiendo la bandera del periodismo. Internamente en Radio Nacional con César Fernández Trujillo, Carmen Julia Hernández, Miguel Ángel Hernández y David Méndez, y en Televisión Española con Cristina Alcaine, directora de Informativos y Contenidos, he tenido todas las facilidades. Y desde el exterior lo que he detectado hacia mi persona siempre ha sido lo mismo que yo he dado, que es respeto”.
-Otro periodista deportivo que marcó época junto a usted, José Manuel Pitti, es ahora diputado en el Parlamento de Canarias. ¿No le ha tentado la política?
“Nunca se me ha pasado por la cabeza ni creo que vaya a tomar jamás ese camino. Soy muy amigo de Pitti, al que le debo mucho profesionalmente, y le deseo lo mejor”.
-¿Se disipan definitivamente las terceras elecciones o puede haber un triple sobre la bocina que nos haga pasar otra vez por las urnas?
“Creo que sí se alejan, da la impresión de que estamos en un momento donde parece que no habrán terceras elecciones, aunque hasta que no suene la bocina no se sabrá”.
-Está casado con Rocío Celis, compañera de profesión y coach. ¿Aprende de ella y de alguno de sus métodos para lograr los objetivos?
“Si no existiera Rocío, habría que inventarla. Sin su apoyo leal y sincero y sin su complicidad esto habría sido inviable. Yo estoy entregado a mi trabajo y eso sin una persona a tu lado que lo entienda es imposible. Ella, por su condición de periodista, no le extraña nada de lo que hago. Es una trabajadora infatigable y para mí es un ejemplo a imitar. Es periodista, psicóloga, coach y le encanta lo que hace. Está en un juego permanente. Es mi espejo”.
-Durante una época usted se colaba en los hogares bebiéndose un Danacol junto a Juan Luis Calero. ¿Cómo vivió aquel anuncio por el que la gente les paraba por la calle?
“El protagonista era Calero del cual me confieso un admirador; yo era su acompañante. Aquello fue curioso porque yo nunca pensé que me llamaran para esa faceta, absolutamente desconocida para mí. Una experiencia muy divertida, la verdad es que lo pasamos muy bien”.
-El próximo día 27 se entregarán los Premios Taburiente de DIARIO DE AVISOS, en su segunda edición; una gala que volverá a ser difundida por las cámaras de Televisión Española en Canarias.
“Televisión Española tuvo el honor de recibir el Premio Taburiente en la primera edición de lo cual estamos muy agradecidos al Grupo Plató del Atlántico y a su presidente Lucas Fernández. Este año esperamos realizar una cobertura informativa que esté a la altura de una gala de primerísimo nivel”.
“¡Tenemos que salir de aquí!”
Aquel niño tímido que iba a clase en el colegio Virgen del Mar y San Ildefonso es hoy un referente nacional del periodismo deportivo y un directivo cotizado en el principal medio público de este país. Siendo adolescente, el balonmano le tiró los tejos y llegó a ser uno de los jugadores más destacados formados en el legendario patio de La Salle. Pero desde mucho antes Domingo Álvarez soñaba con tener un micrófono en sus manos y contar a los cuatro vientos goles, canastas y emociones. Con aspecto de no haber roto nunca un plato, a este “chico normal de barrio”, hoy le falta tiempo para su vida personal, “algo que algún día espero recuperar”. No concibe su vida sin sus dos compañeras, Rocío, su esposa, y Hada, “la niña de la casa”, una golden retriever de 14 años a la que quiere “con locura”. Ha vivido experiencias que le han marcado, como cuando le pasó rozando la explosión de una bomba en los Juegos de Atlanta y cuando le tocó cubrir informativamente el asesinato de la entonces ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Anna Lindh, mientras se disputaba el mundial de baloncesto en ese país en 2003. Un año más tarde, en la cita olímpica de Atenas, se saltó el cordón de seguridad en la ceremonia inaugural junto a otro compañero y se coló entre los deportistas de la delegación española durante el recorrido previo a la entrada en el estadio. “Los entrevistamos a todos y fue un éxito, pero al entrar al estadio y enfilar la recta de tribuna le dije a mi compañero: “¡Tenemos que salir de aquí porque nos van a ver por la tele!”. En ese momento fuimos descubiertos y nos echamos a correr”.