Entrar a una gran superficie y comprar un paquete de galletas para los peques de la casa puede ser un acto normal, cotidiano. Pero si además resulta que las galletas de turno no solo son divertidas, sino que cuentan con el respaldo de una sociedad médica que, supuestamente, entiende algo de nutrición infantil, nos reafirma. ¿Sin embargo nos hemos parado a leer detalladamente su composición?
“El problema de la industria alimentaria es que controla más sectores de los que pensamos a priori. Hay puertas laterales que sirven para colocar al político de turno a cambio de una legislación que pueda favorecer la comercialización de sus productos”, este es uno de los principales factores que critica el pediatra y especialista en nutrición infantil, Carlos Casabona.
El doctor formado en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) y que ejerce actualmente en la provincia de Girona, alude a la “falta de transparencia” a la hora de llevar a cabo el etiquetado de los productos que las familias suelen seleccionar. Las diferentes formas de denominar el azúcar provoca que esta se siga colando en nuestra cesta de la compra más de los que pensamos. “Jarabe de maíz rico en fructosa, dextrosa, jarabe de arce, azúcar invertido, jugo de caña… son algunos de los conceptos que se suelen usar para denominar al azúcar. El problema es que mucha gente desconoce el verdadero significado y se lo lleva a casa pensando que es otra cosa”, puntualiza.
Carlos Casabona es además autor del blog ‘Tú eliges lo que comes’, que posteriormente daría nombre a su libro, en el que aborda de forma exhaustiva los temas relacionados con los hábitos alimenticios de los niños, así como su experiencia diaria en la consulta pediátrica. “El problema es que estos niños obesos serán los enfermos de mañana. Estamos observando ya que adolescentes obesos desarrollan patologías como hígado graso, prediabetes, hipertensión, deslizamiento del cuello del fémur respecto del hueso de la cadera (epifiliosis de cadera), aumento de la presión intracraneal lo que produce cefaleas… entre otras patologías” explica el experto.
Además, señala la predisposición a desarrollar determinados tipos de cáncer en la edad adulta. “El problema radica en que la tasa de obesidad infantil que se mantiene durante la adolescencia tiene una alta persistencia durante la edad adulta. Se han realizado estudios que demuestran que existe una relación directa entre obesidad y predisposición a padecer determinados cánceres, por lo tanto esto quiere decir que la obesidad del adolescente está implícita en la relación de presentar predisposición a sufrir este tipo de patologías”, destaca.
Entre los tipos de cánceres con mayor predisposición a ser desarrollados por personas que arrastren un cuadro de EPI estarían: esófago, páncreas, colon y recto, seno (después de la menopausia), endometrio (revestimiento del útero), riñón, tiroides y vesícula biliar. “En el caso del adenocarcinoma de esófago y en el cáncer de endometrio, la asociación con obesidad llega hasta un 40 % de casos”, especifica el especialista.
Pero además, un niño con EPI (exceso de peso infantil) “tiene todas las papeletas para sufrir problemas psicológicos”, añade Casabona que no duda en señalar que los menores que tienen problemas de sobrepeso se convierten muchas veces en el blanco perfecto para las burlas de sus compañeros.
Aprendiendo a comer
El acto de comer hace muchos años que dejó de ser una acción necesaria para la supervivencia del ser humano. Se ha convertido en un ritual, en una forma de socializarnos y entendernos con el otro. ¿Pero sabemos lo que estamos comiendo en cada momento? ¿Somos conscientes de lo que paladeamos en cada bocado? ¿Y de lo que ofrecemos a nuestros hijos? Claramente no. “La única forma de tomar conciencia y establecer una nueva relación con los alimentos es partir de la educación.” Casabona aboga por la instauración de una asignatura en los centros escolares que permita al alumnado sentar las bases correctas y conocer la verdadera composición de lo que come. “Debe ser una asignatura impartida por nutricionistas, por expertos en la materia, que además estén capacitados para dar clases”, añade el especialista.
Cuando los padres toman conciencia de la importancia de la alimentación es cuando comienzan a plantearse dudas sobre el sistema alimentario en el que muchas veces, de forma inconsciente y dado nuestro ritmo de vida, nos vemos inmersos. “Uno de los problemas fundamentales es que los productos que se consideran sanos son aquellos cuyo coste puede ser más alto, frente a los elaborados y más rápidos de preparar que suelen ser más económicos”, destaca el pediatra. Evidentemente, estos productos “rápidos y sencillos de preparar” lejos de ayudarnos se convierten en una puerta de entrada para las calorías vacías ya que son “ricos en azúcar, grasas de mala calidad y sal”, especifica.
En cuanto a la calidad de los servicios de comedor existente en los centros escolares de Canarias, el experto apunta a que estos son correctos “y balanceados ya que están elaborados por nutricionistas”, aunque destaca que tal vez lo ideal sería mejorar la presentación de los alimentos para hacerla más atractiva a los niños.
Leyes que favorezcan una alimentación sana
Actualmente, existen países donde ya comienzan a legislar con el objetivo de controlar o intentar poner cerco al consumo desmesurado de los alimentos ricos en azúcar. Ejemplo de ello podría ser México, donde los impuestos aplicados a las bebidas azucaradas han provocado que disminuya su consumo. “Recientemente, el gobierno ha anunciado que implementará este gravamen a dichas bebidas al inicio de 2017, aunque bajo mi punto de vista habría que aplicarlo a más productos de alta densidad energética y bajo valor nutricional, aunque reconozco que ya es un paso. Ahora toca esperar para ver cómo repercute esto en el consumo”, puntualiza el doctor Casabona.
Un texto de Nereida Alonso para CMayúscula, la primera agencia especializada en Comunicación en Ciencia de Canarias.