La La Land

Catorce nominaciones a los Óscar y no sé cuántos Globos de Oro ya conquistados, además de otros premios, la película/homenaje a la ciudad de Los Ángeles, de Damien Chazelle, lleva camino de convertirse en histórica. La fui a ver; mi hija me ha sacado una tarjeta para ver cine barato y, además, te regalan palomitas. La ciudad de las estrellas, que tiene La La Land como subtítulo, me encantó. La música de Justin Hurwitz es espléndida y los actores Ryan Gosling y Emma Stone, ambos candidatos a los premios individuales de los Óscar, hacen una interpretación magnífica. Hollywood vuelve a los musicales, pero es que con esta coreografía y esta banda sonora es normal que arrase la peli en los cines de todo el mundo. Es lo primero que veo de los dos actores principales y de este director y para mí ha sido una sorpresa.

La fotografía, igual de buena y la historia de amor, tierna, repetida, juvenil, muy en plan sueño americano. Mientras escribo, escucho la banda sonora de la peli; los momentos de jazz son extraordinarios. Esto suena de maravilla. Yo voy al cine a pasarlo bien y más de dos horas de música le devuelven a uno, aunque sea por un rato, el optimismo. Las vistas sobre Los Ángeles son hermosas. Y horrorosos sus atascos. El filme supera a otros grandes clásicos en nominaciones, vamos a ver lo que ocurre a finales de febrero, cuando se celebre la ceremonia de entrega de los Óscar en esta ciudad de California. Me traslado en el tiempo al hotel Beverly Hilton, tan frecuentado por los artistas, donde te sirven los mejores desayunos del mundo. Allí pasé días inolvidables invitado por MacDonnell Douglas, en la noche de los tiempos. Paseé por entre las casas de los actores, me familiaricé con su presencia, los veía en el bar del hotel. Fue mi breve sueño americano en la ciudad de las estrellas.