Aytekin y mejor persona

Ciento veinte horas después del impacto (de carácter planetario o global, a su pesar), los síntomas de indigestión, lejos de remitir, van a peor

Ciento veinte horas después del impacto (de carácter planetario o global, a su pesar), los síntomas de indigestión, lejos de remitir, van a peor. Sorprende que el malestar no se diluya con el transcurso de los días. Llama la atención que, muy al contrario, empeore la evolución anímica, argumental e incluso fisiológica de los seguidores del Real Madrid; y parece que ilimitadamente. Los seis goles del Barça al PSG han desembocado en otras tantas espinas en las gargantas del madridismo. ¿Cómo ayudarles a recuperar la sonrisa? ¿Qué hacer para que rebajar tamaño malestar? En un alarde de sentido de Estado (que el merenguismo no ha sabido leer correctamente), este fin de semana el Barça se dejó ganar en la Liga para calmar los dolores madridistas; y tampoco así, no hay forma, no hay manera de hacerles ver que después del impacto la vida sigue. Al revés. El miércoles del 6-1 por la noche reaccionaron dolidos pero respetuosos, el jueves el árbitro (un tío estupendo, según familiares y amigos) pasó de malo a merecedor de ser juzgado por crímenes contra la humanidad, y el viernes según acabaron de trocear al bueno de Emery elevaron a la categoría de verdad incontestable que la proeza culé escondió el robo del siglo. Quejarse de los árbitros si eres aficionado del Albacete tiene un pase -pero, en fin, éste no es el caso-. Reconvertir en un complot de los servicios de inteligencia algún despiste siempre menor, tangencial e intrascendente que hubiera o hubiese podido cometer el árbitro (buen hijo y mejor padre, según quienes lo conocen) no se sostiene. Con todo, lo sustancial ahora es dar con la idea, el plan o la medicina que saque al madridismo del laberinto que los tiene sin encontrar la salida a tan mala digestión. A todos ellos, ánimo. Deben superarlo, adelante. Ah, y no lo recurran ante el Constitucional.

TE PUEDE INTERESAR