Sospechosos habituales

Empiezo a estar un poquito cansado de las lenguas viperinas que a lo largo y ancho de la geografía de los bares de esta tierra siembran dudas, plantan sospechas y abonan la murmuración sobre la clase política, a cuyos protagonistas convierten en sospechosos habituales. Ese cotilleo desatado y malévolo le ha proporcionado no pocos disgustos al Partido Popular que ha visto cómo, injustamente, sus siglas son pateadas y arrojadas al barro del descrédito por algún aprovechado pese a que los conservadores no tienen otro objetivo que hacer prosperar este país y a los que residen en él. ¿No creen ustedes? (cujum!).

Algo similar pasa en Cataluña, donde la familia Pujol y el nacionalismo conservador las está pasando canutas por aquello de sus antojos independentistas y el llamado tres por ciento, que debe de ser algo así como el nombre en clave que la ponen las fuerzas de seguridad cuando realizan una operación para buscar a delincuentes; en lugar de ‘Operación Tres Toniques”, pues les ha dado por el descuento que se acerca el verano y las rebajas. Afortunadamente, me dice un contertulio sensato, todo son rumores y por eso no han ingresado en prisión, lo cual me produce una sensación de alivio porque no todo está perdido en este país… (cujum, cujum!).

Canarias, por supuesto, no es ajena a este deporte nacional de dimes y diretes. De hecho, yo llevo meses oyendo hablar de un pendrive que contiene información sensible y muy dañina para una formación política de las Islas, pero casi estoy convencido a estas alturas de que el famoso pendrive no existe y es una leyenda urbana como la que asegura que yo tuve que ver algo con el hundimiento de Titanic o la muerte de Kennedy. O como la que asegura que el limón cura el cáncer o es bueno para la caspa. ¡Bien le gusta a la gente inventarse historias! (cujum, cujum, cujum!).

Debe de ser el efecto Sálvame por aquello de que Telecinco es la cadena de televisión más vista en el Archipiélago por lo que en esta tierra somos tan dados a murmurar sobre los políticos y nunca para bien. Por ejemplo, dan por hecho que la obra pública que se adjudica siempre sufre un incremento sobre el presupuesto inicial del diez por ciento. Hay que tener falta de ignorancia para creer que eso tiene algo que ver con comisiones, cuando la realidad es otra: la lejanía, la orografía del terreno, el coste de los carburantes, el salario de los trabajadores, los vaivenes bursátiles y otros factores insólitos e inesperados son los que provocan ese aumento del coste de las obras. Sin olvidar al maligno gobierno de turno en Madrid que no afloja el presupuesto establecido, retrasa la obra y encarece los trabajos. Esa es la realidad y no otra. (cujum, cujum, cujum, cujum!). Por ejemplo, que la Terminal 2 del aeropuerto del Sur de Tenerife esté inaugurada desde hace años aunque no haya entrado en funcionamiento; que pese al coste inicial de las obras, luego ampliado, ahora haya que meter siete millones de euros más, y que muchos no sepan que ni existe y la reclamen con insistencia es un reflejo de la anticipación planificadora ultraperiférica con la que se llevan a cabo las obras para un mejor futuro de la isla, de manera que en cuanto la gente empieza a reclamar la construcción de una nueva terminal, resulta que ¡hala, ya está construida! Si es que nos quejamos de vicio y tendemos a ser mal agradecidos…. (cujum, cujum, cujum!).

Por eso, como dije al principio, empiezo a estar aburrido de quienes se dedican, sin pruebas, a lanzar rumores y a despertar sospechas de una clase política ejemplar que sólo se esfuerza por mejorar el estado de bienestar de esta tierra.

Que esas mejoras incluyan a amigos y familiares que han bregado en oposiciones y convocatorias por hacerse un hueco en la Administración Pública es digno de elogio pese a que, los de siempre, hablen de enchufismo, amiguismo y falsedades de todo tipo.

Qué injusto debe ser llevar tantos años gobernando bajo sospecha…

*CABEZA DE LISTA DEL PSOE DE LA LAGUNA Y CONCEJAL