Son los cuatro ejemplos más evidentes de la eternización de las grandes infraestructuras en el sur de Tenerife. Falta de voluntad política, recursos judiciales, burocracia, problemas de financiación e incumplimientos de constructoras están detrás de las obras de nunca acabar. Algunas ni siquiera han empezado. Una realidad a la que se van sumando otros grandes proyectos que la comarca reclama cada vez con más fuerza, como la segunda pista o una nueva terminal para el aeropuerto Reina Sofía. Además del motor económico de la Isla, el Sur se ha ganado a pulso la nominación a la capitalidad de la paciencia.
HOSPITAL PÚBLICO
La comarca lleva peleando por un hospital público desde los años 80. La dejadez de las administraciones provocó el hartazgo de los ciudadanos, hasta que un grupo de ellos decidió crear una plataforma reivindicativa en 1996 que recogió más de 34.000 firmas que llevó al Parlamento de Canarias. Las movilizaciones se intensificaron después de que CC y PP propusieran la construcción de un centro sociosanitario.
Miles de ciudadanos se echaron a la calle en Playa de Las Américas en una gran manifestación con la que los políticos le empezaron a ver las orejas al lobo. Se retomaron entonces las negociaciones y se acabó imponiendo la propuesta de un hospital completo. El nuevo Centro de Asistencia Especializada de El Mojón, en Arona, comenzó a prestar servicio en 2015. Pero a fecha de hoy no cuenta con quirófanos ni paritorios ni con camas de obstetricia. La fase III de las obras ha sufrido un retraso de medio año por las desavenencias entre la constructora, Sacyr, y la Consejería de Sanidad. Más de 230.000 potenciales usuarios, entre San Miguel y Santiago del Teide, esperan.
PUERTO DE GRANADILLA
Un mundo también han tardado los trabajos para construir el gran proyecto de puerto industrial para la Isla, del que se comenzó a hablar en los años 70 y que acabó por perder el gran, a raíz de la contestación ciudadana, que se impuso a la declaración de “interés público de primer orden” del Gobierno de Canarias y del Parlamento. La UE puso el foco sobre el puerto de Granadilla. La posible afección sobre los sebadales -que se ha demostrado que ha sido menor de la prevista, según el Observatorio Ambiental Granadilla- y la repercusión que tendría la obra sobre especies como la tortuga Caretta caretta, la piña de mar y el escarabajo Pigmelia canariensis llegaron a paralizar la obra. La Justicia también acabó por dictaminar a favor de la construcción del contradique, tras un litigio con una organización ecologista. “Este es el puerto más estudiado de Europa y, probablemente, del mundo”, llegó a comentar el presidente de la Autoridad Portuaria, Ricardo Melchior, que lamenta un retraso que supera los 10 años. Hoy, las instalaciones están en la cuenta atrás final para recibir, en los próximos meses, los primeros barcos y plataformas petrolíferas.
FONSALÍA
La otra gran infraestructura portuaria del Sur, en Fonsalía (Guía de Isora), llamada a reemplazar a Los Cristianos como puerto base de las comunicaciones marítimas con La Palma, La Gomera y El Hierro, parece haber encallado en los despachos.
Los avances son mínimos desde que se celebraron las primeras reuniones técnicas en 1995. Las últimas señales sobre esta iniciativa se remontan a mayo de 2015, con la aprobación por parte del Cabildo de un convenio de colaboración con el ente Puertos Canarios (competente en su gestión) para intentar dar celeridad al proyecto. A la complejidad de su tramitación, en la que intervienen las cuatro administraciones públicas (estatal, autonómica, insular y municipal), hay que unir el escollo principal, su coste, por encima de los 200 millones de euros. El único avance tangible es el desarrollo de una nueva conexión vial, tras construirse el ramal de Fonsalía, la vía que absorberá el grueso del tráfico entre el futuro puerto comercial, pesquero y deportivo, y el anillo insular.
CIRCUITO DE AUTOMOVILISMO
Pero el ranking de las obras malditas en la comarca lo comanda el circuito insular de automovilismo previsto en Atogo (Granadilla) y destinado a acoger competiciones de alto nivel y entrenamientos de la Fórmula 1. Después de casi tres decenios de estudios y debates, y tras varias intentonas fallidas, el proyecto se adjudicó el año pasado a una empresa italiana (Axia-Onda Rossa), que se comprometió con una inversión total de 38,8 millones de euros a cambio de la gestión de la instalación durante 40 años.
En agosto de 2016 se realizó por todo lo alto el acto de la colocación de la primera piedra de la instalación, en el que no faltaron los discursos grandilocuentes de las autoridades y de los directivos de la compañía encargada de la construcción. Pero después de la primera piedra nunca se colocó la segunda. En un comunicado emitido el 19 de julio pasado, el Cabildo, promotor del proyecto, confirmó que la empresa concesionaria le había informado en marzo que “dificultades económicas le impedían continuar” con esta infraestructura.
La Institución insular, que calificó de “situación lamentable” este nuevo contratiempo, valora hoy todas las alternativas técnicas y jurídicas posibles para retomar un proyecto que parece condenado a quedarse en un plano enrollado.