al fin es lunes

Si vas a Caracas manda bolívares

Me dice el director que indague. Siempre me dice que indague. Para tenerme ocupado. Él no quiere publicar nada de sustancia, ya para eso tiene sus redactores, sus agencias. El mundo entero está a golpe de clic, de su clic, y a mi me quiere, tan solo, para que indague

Me dice el director que indague. Siempre me dice que indague. Para tenerme ocupado. Él no quiere publicar nada de sustancia, ya para eso tiene sus redactores, sus agencias. El mundo entero está a golpe de clic, de su clic, y a mi me quiere, tan solo, para que indague.

Esta vez está subyugado por un recorte que la izquierda española está restregándole por los ojos a los que no resisten más desmán en Venezuela. En España creen, me dice el director, que todos los venezolanos que han salido de allí son ricachones con sus haigas, aquellos coches con los que venían de Caracas los emigrantes más afortunados de las islas.

Él sabe que no es verdad. De Venezuela se va todo tipo de gente, empujada por las sucesivas arbitrariedades del régimen de Maduro, que es como Chaves pero peor. Maduro habla con pájaros y con vacas, y después toma determinaciones peores que las de su muy afamado antecesor. Donde este decía: “Expropiése”, Maduro dice: “A la cárcel”. Y tiene atemorizada a la población.

Atemorizada y pobre. No es verdad que haya comida y medicamentos, que haya atención sanitaria y seguridad; acabo de estar, y el caos es completo, nada de lo que se dice es mentira y, al contrario, lo que se dice por esos mundos a favor del régimen de Maduro es algo fabricado por la izquierda que aquí no viviría tres días seguidos en las condiciones en que vive el proletariado.

Y no sólo el proletariado. Ahora le han inventado a Lilian Tintori, la esposa de Leopoldo López, el líder opositor ahora preso (de nuevo) en su casa, que llevaba en su coche 170 veces el salario mínimo de un venezolano. Eso lo he leído yo mismo en el tuit de un profesor español que fue asesor de Chaves y de Maduro, y no sé si lo seguirá siendo. Al cambio verdadero, de la calle, lo que aquella señora llevaba en su coche, que es un coche habitual en Venezuela, no es el haiga que dice el citado asesor, son unos diez mil euros en bolívares, que en Venezuela sirven para mucho pero ni mucho menos es la cantidad que multiplica, torticeramente, el citado profesor. ¿Y por qué lo llevaba? Pues porque estaba preparando un viaje, porque lo necesitaba para cuidar a su madre, pues porque lo tiene, etcétera.

La campaña contra Tintori por la existencia en su coche de ese dinero es típica de estos países en los que cualquier cosa se agiganta con la intención de hacerle daño al opositor. Antes de que esto ocurriera, Maduro ordenó a su congreso postizo que iniciara acciones judiciales contra todos los opositores que habían pertenecido a la Asamblea Nacional, ahora sustituida por ese cónclave adscrito como una lapa al régimen.

Bolívares. Sé muy bien que no valen nada, al cambio verdadero, no al cambio oficial dictado por las armas de la mentira. Antes, me dice el director, la gente en Canarias decía “Mándame bolívares”. Ahora con 200.000 bolívares de la Venezuela actual en Tenerife no te compras ni unos chicharros.

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