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Adolfo Roitman: “Las preguntas sobre los rollos del Mar Muerto solamente aumentan, y ya son 70 años de investigación”

Adolfo Roitman (Buenos Aires, 1957) ofreció ayer la conferencia El misterio de los manuscritos del 'Mar Muerto: Realidad o mito en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife'
Adolfo Roitman . / FRAN PALLERO

Adolfo Roitman (Buenos Aires, 1957) ofreció ayer la conferencia El misterio de los manuscritos del Mar Muerto: Realidad o mito en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife, en el marco del Otoño Cultural de la Fundación. Nadie mejor que él para dar respuestas sobre aquellos documentos envueltos siempre en polémica, en misticismo y, tan pocas veces, en hechos científicos. Es licenciado en Antropología, máster en Religiones Comparadas y doctorado en Literatura y Pensamiento Judío Antiguo, en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Desde 1994 es el director del Santuario del Libro del Museo de Israel, en Jerusalén. Así contestó unas horas antes de la conferencia a las preguntas del DIARIO.

-Culmina su doctorado en 1993 y justo un año después tiene el primer contacto con los manuscritos del Mar Muerto. ¿Recuerda ese momento?
“Para esa época ya era docente. Mi motivación siempre fue dar clases en la Universidad Hebrea, en Jerusalén. Como emigrante en Israel, viniendo de Argentina, era como jugar en el Real Madrid o en el Barça. Por esos vericuetos de la historia, en el 94 se retiraba el primer curador de los rollos del Mar Muerto, que entró en funciones en 1964. Un día, como cualquier otro, recibo una llamada de uno de los jueces de mi tesis doctoral y en ella me comenta que buscaban un nuevo curador. Así que me presenté, aunque era una decisión de cambio estratégico en mi carrera. Y así me eligieron. Recuerdo el primer día, cuando me dieron literalmente las llaves del reino, es decir, donde estaba la bóveda con los manuscritos guardados. Creo que cosas así solo ocurren en los cuentos de hadas; me daban las llaves de uno de los mayores tesoros de la humanidad. Todavía sigo sintiendo esa primera emoción, no puedo creer que algo así me ocurriera a mí”.

-Habla de estos rollos del Mar Muerto como uno de los tesoros de la humanidad. ¿Por qué?
“Estamos hablando de un descubrimiento arqueológico que representa una auténtica revolución intelectual, por la cantidad, la variedad, la calidad en la conservación de estos manuscritos, que describen uno de los momentos históricos más importantes de la humanidad: la época grecorromana, de la cual se va a originar el cristianismo y el judaísmo. Es la biblia hebrea más antigua. Todos, crean más o menos, sabemos que no se puede entender la historia sin la presencia de una biblia. Los rollos del Mar Muerto representan una oportunidad de poder acercarnos a los libros que realmente conformaban a los judíos hace 2.000 años, en la época de Jesús”.

-¿Cuánto de realidad y cuánto de mito hay en los rollos del Mar Muerto?
“Muchas veces los rollos del Mar Muerto se ven envueltos en fantasía, en leyendas que no tienen nada que ver con la realidad. En muchas ocasiones la prensa ha dibujado a estos manuscritos con claros tintes amarillistas, porque vende muy bien, es un tema muy sexy. Pero muchas veces se aprovecha la fama de estos documentos para atribuirles asuntos muy alejados de la realidad. Por ejemplo, en los 90, dos periodistas británicos escribieron el libro Bajo el escándalo de los rollos del Mar Muerto, atribuyéndole secretos que podían sacudir los fundamentos de la Iglesia y del judaísmo, y por eso el Vaticano había prohibido la publicación de los manuscritos. Pero eso estaba muy alejado de la realidad, no se publicaron por otros motivos. Incluso, ahora los rollos ya se han publicado y tienen una versión digital”.

-Entonces, ¿por qué no se publicaron los rollos en aquel momento?
“Por el estado material de los manuscritos. Los que estaban en buen estado se publicaron enseguida, pero había muchos fragmentos que se hallaban muy deteriorados y precisaron de mucho trabajo técnico para completarlos. Luego, en los 90, la situación cambió. Siempre se ha sumado la polémica, por su relación con un grupo tan misterioso como los esenios, invitado siempre a lo esotérico. Por eso, tampoco es tan descabellado que Dan Brown hablara de los rollos en su best-seller El código Da Vinci, añadiendo más misterio. Por eso, muchas veces la gente confunde estos rollos con un mito, más que como un artefacto cultural y en el marco de un discurso científico. Como curador también me propuse divulgar la verdad de este manuscrito a círculos que no son especialistas en este tema”.

-Después de 70 años trabajando sobre estos documentos desde su descubrimiento, ¿todavía queda mucho por investigar?
“Las pregtuntas solamente aumentan, y es que cuanto más sabemos, nos damos cuenta de que sabemos menos. Cada vez somos más sofisticados y vamos mejorando las técnicas para comprenderlos. Además, cada vez vamos leyendo los manuscritos con prismas distintos. Los rollos hay que entenderlos como una parte del mundo grecorromano. Cada vez que abrimos más los círculos de lectura, los textos se transforman más ricos y desafiantes. El campo es inacabable”.

-¿Qué se estudia ahora mismo sobre los rollos?
“Por un lado, hay un interés renovado en la arqueología de Qumrán, el sitio donde se hallaron los rollos. Hoy también recurrimos a nuevas ciencias, que nos permiten llegar a conclusiones que antes eran imposibles. Por ejemplo, antes, por el estado de conservación, era imposible descifrar algunos fragmentos; ahora, gracias a las nuevas tecnologías, usamos la técnica multiespectral, que permite recuperar letras borradas. Gracias a eso también tenemos estudios químicos de la tinta con la que se escribieron los rollos, lo que nos permite determinar dónde se escribieron”.

-¿Dónde se escribieron?
“Es una pregunta fascinante. Como los rollos se encontraron en las cuevas de Qumrán, la respuesta era parcial, porque puede que se escribieran en otro lugar. Una gran investigadora notó en uno de los rollos de mi colección que la tinta tiene un componente de bromo, y eso es importante, porque el Mar Muerto tiene un gran contenido de ese elemento. El agua que componía la tinta tenía que ser extraída de ahí y, por tanto, se escribió en esa zona, en Qumrán”.

-De todas esas investigaciones, ¿qué es lo más curioso que usted ha encontrado?
“El tema tiene tantas variables que es difícil decirlo, pero, particularmente, me resulta fascinante entender al qumranita. Creo que tiene que ver con mi formación como antropólogo. Me resultan muy interesantes y tan diferentes al hombre moderno. Como historiador tengo que entenderlos en un contexto, pero como antropólogo tengo que buscar aquello que compartan con nosotros: necesitaban buscar respuestas a cuestiones existenciales, igual que nosotros”.

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