manuel medina ortega, exvicepresidente del parlamento europeo

“La región que se separe de un Estado miembro quedaría expulsada de la UE”

Hace tres años, el jurista y político socialista Manuel Medina Ortega publicó un ensayo sobre el derecho de secesión en la UE cuya lectura actual enciende algunas luces en el túnel en el que se ha metido Cataluña

Manuel Medina Ortega, exvicepresidente del Parlamento Europeo. / FRAN PALLERO

Hace tres años, el jurista y político socialista Manuel Medina Ortega publicó un ensayo sobre el derecho de secesión en la UE cuya lectura actual enciende algunas luces en el túnel en el que se ha metido Cataluña. Al otro lado, el exvicepresidente del Parlamento Europeo vislumbra una bifurcación: autopista o carretera empedrada.

-La cuestión de la secesión es una sucesión de acontecimientos vertiginosos…
“En el libro no me limitaba a Cataluña. Había varios casos, de los que el más urgente era el de Escocia. Estaban también Flandes [Bélgica] y Padania [Italia]. Se planteaba el problema de que hubiera regiones que salieran de la Unión Europea”.

-¿Cómo está eso?
“El Tratado de la Unión Europea es muy claro al respecto. Un territorio que se separa de un Estado se convierte en un país tercero y para ser admitido tendría que solicitar su ingreso, que es un proceso muy largo. España tardó catorce años en ser admitida. Y normalmente requeriría la autorización del Estado del que se ha salido”.

-Ha surgido la teoría escocesa. ¿En qué consiste?
“Pues, que los escoceses eran ya ciudadanos europeos y que si se consumara la independencia se podría dar una transformación de manera que, aun no siendo miembro del Reino Unido, lo sería de la Unión Europea. Desde luego, eso no es verdad. Si sales de la Unión Europea, deberías solicitar el ingreso como un Estado nuevo”.

-¿Y Cataluña?
“Exactamente igual. Esa solución está desmentida por todos los precedentes jurisprudenciales. Hay una sentencia, por ejemplo, sobre Gibraltar”.

-¿También si el divorcio es de mutuo acuerdo?
“Da lo mismo”.

-¿Qué supondría la proclamación de una declaración unilateral de independencia?
“No tendría efecto, porque no está reconocida por el Estado español. Y, por tanto, la Unión Europea no aceptaría ese acto”.

-Kosovo tomó ese camino…
“Bueno, Kosovo no está reconocido por la Unión Europea”.

-Hay unos cuantos países que sí lo han hecho…
“La Unión Europea como tal, no. Está en un estatuto especial en el que es parte de Serbia. De hecho, funciona como una entidad independiente pero no es miembro de la ONU ni de la Unión Europea”.

-¿En qué fase se encuentra el expediente para la entrada de Serbia en la Unión Europea?
“Ha solicitado su ingreso, que se ve dificultado por el problema de Kosovo. Como hay que proteger a la población serbia, se intenta no generar más conflictos”.

-Otro foco de tensión nacionalista está en Chipre…
“Es una situación parecida. Como integrante de la Unión Europea, el reconocimiento de Chipre incluye a toda la población de la isla. Pero Turquía invadió el norte, se quedó con dos quintas partes del territorio y fundó una república ficticia”.

-A los efectos jurídicos, ¿la parte norte es miembro de la UE?
“Claro”.

-Gibraltar…
“En estos momentos es parte del Reino Unido, aunque su territorio está fuera de la unión aduanera. En principio, hay una frontera entre Gibraltar y España. En aras a las buenas relaciones con el Reino Unido, España ha flexibilizado mucho su postura. Si Gibraltar se separa de la Unión Europea, desde Bruselas van a pedir mayores controles. En Gibraltar, el 95% de la población votó en contra del brexit. Los gibraltareños [llanitos] son españoles con un pasaporte británico. Y esto les hace polvo”.

-Hay más sociedades mercantiles inscritas que habitantes…
“Es un paraíso fiscal británico. Tienen muchos”.

-¿Se lo permiten?
“Existe un acuerdo internacional del G-20 que trata de controlar los movimientos de capitales. La mayor parte de los paraísos fiscales dependen del Reino Unido. Alguien me decía el otro día que, en realidad, el mundo no lo controla Estados Unidos, sino la City de Londres”.

-Que votó contra el ‘brexit’…
“Sí, lógicamente. Hay un capital internacional que no controla nadie. Ante los secuestros de barcos, unas compañías inglesas aseguran a las navieras y la liberación se negocia en la City de Londres. Funciona como algo fuera del derecho. Hay varios aspectos: el tráfico de armas, el terrorismo yihadista, la trata de personas y el fiscal”.

-En el derecho clásico, ¿predomina lo fáctico sobre los requisitos jurídicos formales?
“En los ordenamientos jurídicos internos de los estados, el recurso a las vías de hecho es sancionado con consecuencias negativas para el infractor, de carácter civil, administrativo o penales. La ausencia de una jurisdicción obligatoria y de medios eficaces ha permitido que los estados y las personas que desempeñan responsabilidades políticas ejecuten actos contrarios al derecho internacional sin exponerse a ser sancionados. El desarrollo de la sociedad internacional organizada en el siglo XX ha propiciado el establecimiento de ciertos mecanismos para la sanción de infracciones al derecho internacional, como los tribunales penales internacionales, desde el proceso de Nuremberg a la conclusión de la Segunda Guerra Mundial hasta los tribunales penales especiales para castigar crímenes cometidos en países como Ruanda y Yugoslavia o la Corte Penal Internacional. Sin embargo, los estados disponen todavía de un poder exorbitante que los ha impulsado a cometer violaciones del Derecho internacional”.

-¿Qué consecuencias acarrea la segregación en un Estado de una organización internacional?
“Las hay, en efecto, tanto para el Estado matriz como para la organización y los ciudadanos del territorio secesionista. En el ámbito de la Unión Europea no está exenta de costes para el territorio secesionista ni para los habitantes de este. Al reservarse los estados miembros su soberanía dentro de las organizaciones internacionales, el derecho de secesión de una región en su territorio queda sometido a las normas constitucionales de ese Estado. La organización internacional no puede inmiscuirse en los asuntos internos en un aspecto tan sensible como su estructura institucional”.

-¿Qué ocurre si el marco constitucional de un Estado recoge el derecho de secesión?
“La secesión se podría aplicar de forma pacífica, a condición de que en el territorio que se separa no se produzcan movimientos de sentido contrario”.

-¿Cuándo se empezó a reconocer ese derecho?
“Hasta el siglo XX, el derecho internacional no reconocía un derecho general a la independencia de una parte del territorio de un Estado. Se imponían los hechos consumados. Los demás estados reaccionaban en función de la capacidad de los soberanistas o de los intereses políticos propios. Las Provincias Unidas de los Países Bajos solo obtuvieron el reconocimiento de su independencia de la Corona española después de una guerra que estalló en 1581. En la paz de Westfalia, en 1648. Antes, en 1640, unos nobles se alzaron contra España sesenta años después de que los ejércitos de Felipe II se hubieran anexionado Portugal por la fuerza”.

-¿Cuál ha sido el proceso de independencia más largo?
“El de las colonias españolas en América. Se inició en mayo de 1810, cuando una junta revolucionaria en el cabildo de Buenos Aires depuso al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, y terminó en los años treinta de ese siglo. A finales del XIX se independizaron Cuba y Filipinas. Puerto Rico se convirtió en un Estado libre asociado de Estados Unidos y las islas del Pacífico también se transfirieron a ese país”.

-La Unión Europea afronta un reto creativo…

“La proliferación de escisiones implica una amenaza a la integración. De ahí la importancia de despejar los interrogantes con imaginación y decisión”.

-¿Qué significado práctico ha adquirido la Unión Europea en las relaciones internacionales?

“La Unión Europea es un paraíso en un mundo muy complejo. No hay ninguna zona con el nivel de vida, la estabilidad social y el bienestar de la Unión Europea. Lo que pasa es que es una organización internacional que depende para su seguridad de Estados Unidos. Aunque no todos los estados de la Unión Europea sean miembros de la OTAN, prácticamente la defensa nuestra depende de la Alianza Atlántica. Desde el punto de vista económico dependemos también del sistema de organizaciones internacionales centrado en Estados Unidos. Somos una especie de dependencia de Estados Unidos, que es la primera potencia mundial”.

-¿Se ha renunciado a la defensa común europea?

“Ya la tenemos: la OTAN. Incluso los países neutrales, como Austria, Suecia y Finlandia, colaboran con la Unión Europea. Se ha creado una especie de estructura, pero realmente la defensa depende hoy de Estados Unidos. Y hay referencias en el Tratado de la Unión Europea a la OTAN”.

-¿El Reino Unido se largará finalmente del selecto club?

“La última propuesta británica son unos periodos transitorios muy largos. Como no se va a terminar la negociación para marzo de 2019, Theresa May ha previsto una prórroga”.

-¿Habrá una marcha atrás?

“Parece que no quieren hacer más referendos”.

-¿Los ciudadanos británicos sabían qué votaban?

“El referéndum no es un instrumento democrático de gobierno. Suiza y California tienen una cultura referendaria no habitual. Cada vez que hay un referéndum se vota a favor o en contra del Gobierno”.

-Hitler y Franco los convocaban para legitimarse…

“El primer referéndum de Franco fue sobre la ley de sucesión a la jefatura del Estado, que convertía a España en una monarquía. La gente no pensaba en lo que se discutía, sino que votaba a favor o en contra de Franco”.

-Solía haber más votos afirmativos que censados…

“En la época de Franco estaba todo muy controlado. Yo recuerdo que en Lanzarote habían dado unos resultados con el 95% del sí y, desde Las Palmas de Gran Canaria ordenaron que fuera menos, el 85%. Daba lo mismo lo que votaras. El segundo referéndum fue el de la ley orgánica del Estado. Fraga era un hombre muy moderno e introdujo los ordenadores en el cómputo de votos. Instalaron el ordenador central en el palacio de Cibeles, en el edificio de Correos y Telégrafos. Los resultados iban saliendo: el 80%, el 90%, 100% y al llegar al 114% desconectaron los ordenadores. La gente votaba varias veces. Por mí votó el alcalde donde yo estaba. En los pueblos te paraba la Guardia Civil y te preguntaba: ‘¿Usted ha votado? Pase a votar’. El tercero fue en 1976 para la reforma política, ya con garantías”.

-El escrutinio del 1 de octubre alcanzó el 100,88% …

“Votaban varias veces”.

-Se ha visto que las urnas no eran transparentes…

“Muchas llegaban llenas. Eso se llama pucherazo”.

-¿Alguien se puede tomar esto en serio?

“No tiene ninguna validez”.

-Siguen empecinados…

“Yo creo que este ha sido el mayor éxito de Rajoy”.

-¿Por qué?

“Lleva diez años con este asunto. Se cargó el Estatuto de Cataluña negociado por [José Luis] Zapatero con [Pasqual] Maragall y luego con [José] Montilla. El gran inconveniente era que en los considerandos se hablaba de la nación catalana. Hubo una gran discusión en el Tribunal Constitucional. La primera ponente fue Elisa Pérez Vera, catedrática de Derecho Internacional, que propuso que se aprobara. Después, Mariano Rajoy cambió la composición del Tribunal Constitucional y fue nombrado presidente el catalán Francisco Pérez de los Cobos, hermano del coronel de la Guardia Civil [designado por la Fiscalía como director técnico para coordinar a las fuerzas de seguridad del Estado en la operación para impedir la celebración del referéndum]. Anularon unos cuantos artículos, los suficientes como para extender la sensación de agravio. Rajoy liquidó el tripartito presidido por el andaluz Montilla y a partir de ahí ganaron los independentistas. Se cargó a Zapatero con el argumento de que había traicionado a los españoles. Al comienzo de la legislatura, la gran preocupación era la corrupción, que afectaba tanto al Partido Popular como a los nacionalistas catalanes. Se han enfrentado entre ellos y nos hemos olvidado de la corrupción”.


Grietas en las ilusiones edificadas sobre los escombros del muro de Berlín

Manuel Medina Ortega. / FRAN PALLERODos décadas después, el lanzaroteño Manuel Medina Ortega (PSOE) se despidió junto al palmero Fernando Fernández Martín (PP) del Parlamento Europeo tras las elecciones de junio de 2009. Medina llegó al Congreso en 1982. En la Cámara baja presidió la Comisión de Asuntos Exteriores y en enero de 1986 saltó a la institución comunitaria de la que sería vicepresidente. Entre 1994 y 1999 encabezó la Delegación Socialista Española. Sustituyó en el cargo al exministro Fernando Morán y precedió a Rosa Díez. Durante una visita de trabajo, en la noche del jueves 9 al viernes 10 de noviembre de 1989 presenció la caída del muro de Berlín. “Fue una explosión de alegría”, evoca. Esa icónica estampa simboliza un cambio histórico. Sobre los escombros de la división se edificaron ilusiones de una integración a la que le han aparecido grietas en las paredes.

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