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Los galleros auguran que la raza desaparecerá en las Islas si se prohíben las riñas

Pacma celebra que, tras lustros de lucha, Canarias anuncie una ley para acabar con las peleas de gallos y los circos con animales
Las peleas de gallos se siguen realizando en casi todo el territorio canario, aunque ahora se ha restringido a recintos cerrados y privados, sin publicidad. / DA

Los galleros mostraron ayer su rechazo a lo que consideran un ataque injustificado por parte del Gobierno de Canarias, que achacan “a la ignorancia”, y auguraron “la desaparición de los gallos de pelea en las Islas” en el caso de que prospere la nueva ley, que, según anunció ayer el consejero regional de Presidencia y Justicia, José Miguel Barragán, persigue acabar con la celebración de las riñas, una tradición que se remonta, al menos, a hace tres siglos en el Archipiélago. Por el contrario, los animalistas del Pacma celebraron tal anuncio, si bien lo entienden incompleto dado que, por ejemplo, la futura norma no pone fin al sacrificio de animales que hoy en día se lleva a cabo en los albergues.

En la comparecencia de Barragán también se desvelaron otros contenidos de la nueva ley, como, por ejemplo, que se prohibirá igualmente que los circos exhiban animales cuando visiten Canarias o que se limitará el número de mascotas que cada persona pueda albergar, sin que hayan trascendido cuáles serán esos límites. Respecto a los galleros, el responsable de El Agujero (Arafo), el doctor en Medicina Alfredo Martín, lamentó lo que entiende como “un ataque a una afición que quieren hacer desaparecer, como todo lo que huele a campo”, a la par que coincidió con Pepín Pérez Sanjuán (Gallera La Nueva, de Santa Cruz de La Palma), quien afirmó con rotundidad que “sin las riñas, los gallos de pelea desaparecerán del Archipiélago”. “Me parece fatal que se pretenda acabar con una tradición de tantos años”, insistió Pérez Sanjuán, para quien “donde se mete la política se acaba con todo, como pasó con la cacería”. Por su parte, Martín recordó que el gallo de pelea “nace para la riña, está en su instinto, y por eso se les tiene que separar desde que tienen unos meses, y lo único que suponen para los aficionados es un sacrificio terrible, porque en mi vida lo único que he apostado en una riña es una comida con un amigo, nunca dinero, y es una tradición que viene desde mi bisabuelo, luego mi abuelo, mi padre y ahora yo”. Ambos representantes de estas importantes galleras recordaron “el buen momento actual, con una Federación que marca con claridad unas reglas”, dijo Pérez Sanjuán, o que, “aunque se puede dar, no hay muertes en las riñas como algo habitual, ni mucho menos: he tenido gallos durante 14 o 15 años, que empezaron a pelear con 14 o 15 meses”, aseguró Alfredo Martín.

En el otro extremo, la destacada militante del Partido Animalista (Pacma) Amanda Luis recibió, en líneas generales, de buen grado el anuncio gubernamental “en lo que respecta a las peleas de gallos, los circos con animales o la obligatoriedad de los microchips. Siempre es una buena noticia que el Gobierno al fin acepte algunas de nuestras propuestas”.

Luis recordó ayer a este periódico que en abril pasado se desplazó a la Isla la presidenta nacional de Pacma, Silvia Barquero, quien se entrevistó con el consejero Barragán sobre este anteproyecto, aunque “la lucha viene de mucho más atrás. Sin ir más lejos, en 2012 ya propusimos por carta al entonces alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, que prohibiese las visitas de circos con animales, y en su día reunimos unas 30.000 firmas para que, como parece que al fin se producirá, se renueve una ley anticuada como la de 1991”.

Cabrera: “Hay que terminar con los sacrificios en los albergues”

Miguel Cabrera Pérez-Camacho, considerado como el principal responsable de la Ley autonómica canaria 8/1991, de 30 de abril, de protección de los animales, celebró ayer que se ponga fin con la nueva norma a las riñas de gallos, pero lamentó a su vez que el Gobierno de Canarias renuncie a acabar con los sacrificios de animales en los albergues, “como ocurre en los países civilizados”. Aunque el Ejecutivo se decanta partidario de dicha opción, la considera inviable por ahora, extremo que Cabrera rechaza: “La eutanasia solo es admisible en caso de que los animales estén enfermos; si no, solo cabe la esterilización”.

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