reflexión

Faltas tú, ven

Si faltas tú, no estamos todos, y no nos podemos sentir contentos. El descarte, la ausencia, las faltas no son buenas socialmente. El otro es parte de mi, hasta tal punto que, aunque parezca no importarme, si lo pienso bien, lo añoro. No fuimos pensado para la autocomplacencia, para contentarme con la soledad, para el aislamiento y el individualismo. No nos es satisfactorio. “No es bueno que el hombre esté solo.

Por eso, ven; faltas tú.

Este es el lema elegido por la Iglesia Nivariense para el tiempo de Adviento de este año. Será una frase que veamos muchas veces si entramos en un templo. Hay quien nos echa de menos, nos echa en falta. Para los otros somos importantes. Los otros lo son para mí. Aprendemos nuestro nombre porque los otros nos llaman por él. Nuestro nombre lo es para los otros, para que ellos nos conozcan y distingan; yo no lo necesito. El otro es quien me da nombre. Por eso, si no está, lo echo en falta.

Nos han maleducado indicándonos que el objetivo es la autonomía personal. Si por autonomía entiendo que no necesito de los otros, me han maleducado. Mejor: me han engañado, mentido, mostrado lo que no existe y hecho suponer que yo me valgo a mí mismo. Nos necesitados. No estamos acabados hasta que no estamos entrelazados sanamente al resto de la realidad. ¡Qué falta hace promover la ecología humana!

Lo que somos y tenemos lo hemos recibido de los otros. Y, desde el principio fuimos acogidos por los brazos de otra -nuestra madre-, y al final otros nos llevarán a la sepultura, a la que no podremos ir solos. Hasta en la vida eterna, los otros, la comunión de los santos, nos introducirán en el abrazo eterno del Otro.

No se es profesor, sin otros alumnos; no se es político, sin otros que nos apoyen y voten; no se es nada sin otros que nos hagan ser alguien. En este adviento venzamos el aislamiento y busquemos a los otros y al Otro.

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