“Agónica”. Así define el presidente del Club de Natación Martiánez, José Carlos Báez, la situación de la entidad al cumplirse hoy dos años del cierre de la piscina municipal del Puerto de la Cruz, una instalación señera en el Norte de la que ya solo queda el recuerdo de los buenos tiempos y la esperanza de muchos deportistas de volver a entrenar en la ciudad turística.
Fue la rotura de una tubería la que inundó la sala de máquinas y puso el fin definitivo a la instalación, cuyo arreglo resulta imposible dado el avanzado estado de deterioro que presenta, que obliga a demolerla y volver a construir una nueva. De cumplirse la promesa del Cabildo de Tenerife será un gran centro insular de tecnificación.
Mientras tanto, a pocos días de finalizar este año los clubes esperan por unas ayudas que ya están aprobadas y que resultan fundamentales para poder trasladarse a competir en la Península, comprar materiales; pagar instalaciones en otros municipios y a los monitores, entre otros gastos casi corrientes en un equipo, como el del Martiánez, con mucha actividad que se nutre principalmente de la aportación económica de las familias, asegura su presidente. Allí también entrenaban los clubes Océano, Tripto y el de buceo Anfibia, además de asociaciones como la de discapacitados psíquicos y sensoriales de Puerto de la Cruz (Asmipuerto) y la Asociación Española contra el Cáncer.
“Confiamos en la buena voluntad de los responsables públicos, pero la espera para recibir las ayudas llega a ser desesperante, y sin motivo alguno, pues si están aprobadas no entendemos el por qué no se tramitan”, sostiene Báez.
El concejal de Deportes, Javier González, promete que se cobrarán en breve, antes de finalizar el año, dado que la tramitación se ha demorado e Intervención trabaja para sacar adelante el nuevo presupuesto. En 2016 se pagó en el mismo periodo y lo importante es que los clubes nunca han dejado de recibir las ayudas, sentencia.
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