Amantes ahorradoras

Yo, donde más noto la recuperación de las economías individuales es en la cantidad de coches que circulan por nuestras maltrechas carreteras. De resto, leche de machanga. La gente está pasando las mismas penurias y los únicos que dicen que el país se ha recuperado son los economistas del régimen, que sólo se fijan en los números de las grandes empresas. Sigo viendo a pymes y autónomos ahogados y asediados por los bancos, que nunca pierden. Quienes más hablan de recuperación son los políticos: ¿cómo no van a hacerlo si Guindos va a cobrar 400.000 euros al año, más vivienda, coche, chófer, un asistente y dos secretarias de baracalofi? Así cualquiera; pero el currito y la currita de 800 euros al mes siguen tan acogotados como cuando Zapatero negaba la crisis con un ardor guerrero digno de mejor causa. Aquí siempre han coexistido ricos y pobres. Cuando los ricos de Santa Cruz -que en realidad no eran tan ricos- fundaron la Caja de Ahorros lo hicieron para recuperar el dinero de sus criadas, que eran las que ejercían el merme. Un cura, Rey Malo, fue el primer presidente. En esa época, los curas mantenían a criadas y a sobrinas, que al fin y al cabo sólo eran sus amantes ahorradoras. Así se escribe la historia de la economía española, a golpe de curas inversores y de sobrinas complacientes; luego fue creciendo la cosa y llegaron los Guindos y todos esos, que se apoderaron del Banco Europeo y que caminan con maletines por Bruselas. El PSOE, para no votarle y demostrar así su insolidaridad histórica -recuérdese el Frente Popular-, pedía designar a una mujer, aunque fuera una bailarina de sevillanas, como Bibiana Aído, aquella ministra que no sabía nada de nada y así nos fue. Yo hubiera propuesto a Ana Gabriel, ahora que se ha bañado.