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Llegaron las rebajas

Con una economía que empieza a alejarse de la crisis, un Gobierno debilitado y ya tocando a elecciones, se configura un escenario perfecto para disparar el gasto público, en el mercado de la compraventa del voto

Con una economía que empieza a alejarse de la crisis, un Gobierno debilitado y ya tocando a elecciones, se configura un escenario perfecto para disparar el gasto público, en el mercado de la compraventa del voto. Llegaron las rebajas y con ellas las demagogias políticas que deciden teniendo a la vista sólo los ingresos. Como dicen en los juzgados de los ERE de Andalucía, “yo sólo soy especialista en los ingresos”, esto es en los impuestos que soportamos los demás. Todo es cuestión de equilibrio ingreso-gasto.

Empezando con las pensiones, que al cierre del 2017 son ya 12 x 12, 144.000 millones de euros/año, con un déficit estructural de 18.000 millones de euros/año. Hay en España 9,6 millones de pensionistas, con 18,3 millones de cotizantes. Las pensiones son ya el 12,5% del PIB y el 40% del gasto público, la mayor cuenta de la nación. La renta media de los jubilados supera en el 6% la renta media del asalariado español, algo insólito en el entorno OCDE. Sostenidas en una imposible natalidad de 1,33 hijos/familia y sólo en el esfuerzo de las cuotas de la Seguridad Social. Gestionar la primera cuenta país requiere un gran pacto ajeno a las rebajas políticas. Ampliar la cesta de impuestos. Ampliar edades de jubilación obligadas y/o voluntarias. Protección de la familia y la natalidad. Incentivar el empleo. Reducción de tasas de reposición hoy en el 80%. Incentivar fórmulas complementarias de ahorro y/o capitalización. Elevar las pensiones mínimas.

La nación desconfigurada es campo abierto a la deriva de las rebajas, al tener que enfrentarse a las roturas de unidad de mercados. Comentamos algunas, la primera, la homologación de los sueldos de policía nacional y guardia civil, enfrentados a los mossos, 1.500 millones de euros en tres años. No dejaría de ser una simple anécdota, sin con ello no abriéramos la caja de los truenos de las homologaciones, en todas las escalas de los sueldos públicos y dependientes. Las policías de todo tipo estarán mejor retribuidas que los médicos con MIR y así en todas las escalas.

Otra rebaja, las propuestas para crear una renta básica universal, que costaría vía impuestos no menos de 15.000 millones de euros/año. La votaron en Suiza y fue mayoritariamente rechazada, también por los perversos efectos del turismo inmigrante inducido. Estos mecanismos de ingreso ignoran a quien los paga. Y generan un traslado de rentas de las clases activas a las pasivas, bloqueando la creación de actividad y empleo. No me lo creía hasta verlo publicado por el INE, “el sueldo medio en el sector público español en 2016 fue 1.000 euros/mes más elevado que el privado, 2.600 euros/mes contra 1.600 euros/mes. La lógica de un estado estatalizado que cuando le falta sube los impuestos.

Como con las rebajas, en los regímenes del cupo, País Vasco y Navarra, tres puntos del PIB más, que les permiten, con los impuestos de todos, tener mejor sanidad y escuela y vender nacionalismo. Así no se sientan en las mesas comunes del reparto. En Madrid, con los mejores ratios en casi todo y con la mayor aportación a la cesta común, en IRPF, sucesiones y donaciones, transmisiones y actos jurídicos, las demás autonomías pretenden prohibirle las rebajas, impedir que compitan.

Una última rebaja perversa promovida por PNV, Podemos y PSOE, anular la prisión perpetua revisable del 2015. Bajo su aparente humanismo, se esconde el rechazo a un marco legal único, sólido y disuasorio y la afección a sus sectores antisistema. Las capillas forales y plurinacionales se oponen de raíz a todo aquello que refuerce el marco nacional, ya sean mercados, o como en este caso una ley disuasoria, como existe en la mayoría de Estados de Europa. El 80% de todos los votantes de todos los partidos, a favor de esta ley.

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