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Aquello hervía

Me dijeron que las oficinas de Radio Club en la avenida de Anaga echaban humo por las ventanas. Aquello hervía cuando se enteraron de que el concurso de la tele autonómica no iba a parar a la filial de Prisa, sino otra vez a Videoreport

Me dijeron que las oficinas de Radio Club en la avenida de Anaga echaban humo por las ventanas. Aquello hervía cuando se enteraron de que el concurso de la tele autonómica no iba a parar a la filial de Prisa, sino otra vez a Videoreport. “¿Y ahora qué hacemos?”, se preguntaban, “si nosotros habíamos entregado nuestros corazones a Fernando Clavijo?”. A la espera de las instrucciones de Madrid están, pero Prisa está hecha un lío. A Cebrián le han quitado la presidencia ejecutiva del grupo para darle un puesto honorífico en El País; y a Delkáder le han retirado la presidencia no ejecutiva de la SER y lo han dejado ahí, medio flotando en el pesado ambiente de Prisa.

Esos 144 millones de la tele canaria le iban a venir muy bien al grupo, aunque parece que Clavijo le ha prometido a cierta personita dirigir la tele autonómica cuando le den el matarile al pobre Santi Negrín, que bastante tiene con lo que tiene. Así que malos tiempos para la antigua empresa del fallecido Polanco, hundida en un mar de deudas y sin dirección conocida, aunque las familias de su consejo se reestructuran y se reorganizan para intentar salvar al grupo, con la inestimable colaboración de Soraya Sáenz de Santamaría, que es quien aporta el parné, o al menos ayuda a conseguirlo. Vamos a ver ahora a quién apoyan los Seises, o, mejor, los Niños Cantores de Viena, castrados de fervor hacia Fernando Clavijo, al que habían colocado en un pedestal. Desde la umbría de mi retiro no veo otra cosa que nubarrones negros sobre las instalaciones radiofónicas de la avenida de Anaga, que habían perdido desde hace años el viejo espíritu de Radio Club, de aquella emisora en la que pasé grandes momentos de mi vida profesional. Ay, Jesús.

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