el charco hondo

El tamaño de las tortugas

Al parecer, las tortugas crecen en función del espacio donde se desenvuelven; por lo visto, el hábitat les pone los límites de su desarrollo

Al parecer, las tortugas crecen en función del espacio donde se desenvuelven; por lo visto, el hábitat les pone los límites de su desarrollo. En el caso de las tortugas, y así ocurre también con los liderazgos políticos, el tamaño está condicionado por el emplazamiento, de tal forma que tortuga y líder, líder o tortuga, pueden dejar de crecer si se mueven en espacios físicos o ideológicos estrechos e insuficientes. Cuando la movilidad de las tortugas o el discurso de un secretario general se ven condenados por las estrecheces a un déficit espacial, los hábitos terminan sensiblemente alterados, si eres tortuga, y tu posición electoral progresivamente debilitada, si te llamas Pedro Sánchez. Insisten las encuestas en la pérdida de fuelle de los socialistas, importando ya poco si es el hábitat el que limita el crecimiento de la tortuga o si, en el caso de Sánchez, es la torpeza de la tortuga la que está estrechando lenta pero imparablemente el espacio donde históricamente se ha desenvuelto el PSOE. Cuando un partido que le hace la oposición a un PP desencajado retrocede casi cuatro puntos obedece a que Sánchez, atrapado en su pecera, está estrangulando las opciones de los socialistas en las siguientes generales; y, ojo, también enfermando muy seriamente los resultados de los socialistas en las elecciones autonómicas, insulares y locales del próximo año. Atrincherado con una famélica tribu de malos estrategas, con Sánchez al PSOE los cristales de la pecera se le están estrechando por todos los lados. Un ejército de simpatizantes socialistas que no se reconocen en este PSOE protagoniza estos meses un éxodo hacia la opción Rivera, y no hay consuelo al otro lado porque mientras Sánchez sigue adelgazando en Podemos empiezan a respirar un cierto repunte. El PSOE nunca recuperará el espacio que Sánchez está regalando a otros. Quienes en su filas piden confianza y calma bien podrían echar un vistazo a los socialistas franceses, que este último fin de semana se reunieron bajo la amenaza de ser devorados por la irrelevancia. Las tortugas crecen en función del espacio, y los partidos pueden encoger hasta quedar reducidos al tamaño de un secretario general como Pedro Sánchez.

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