Jorge Edwards (Santiago de Chile, 1931) literato y Premio Cervantes 1999, hizo la conferencia inaugural del 40 aniversario de la Federación Española del Vino, en el Instituto Cervantes de Madrid, este miércoles 13 de junio. En el año 1978, se aprobó el 6 de diciembre la Constitución Española. En esa época se crearon todas las organizaciones sociales, tal es el caso de Asaga, Ceoe, Coag etc., y celebramos ahora sus 40 años. Del franquismo a la globalización, ha sido capaz España de situarse en el mundo del vino. Decía Jorge Edwards, que en su Chile se bebía de siempre “vino pipeño” (de barrica del año), en “potrillos” (vasos gruesos verdes) y de la variedad iItalia. Sociedades del nuevo mundo, que reconocen el vino como bebida social, al igual que en España. Ligada a la economía, la sociedad, el medio ambiente y su cultura. Los cuatro ejes de cualquier desarrollo sostenible, donde siempre se ha situado el vino.
El núcleo del Programa FEV, en torno a dos coloquios: Vino, sociedad y cultura y el Futuro del Vino, donde cito las intervenciones más relevantes. En el primero, Juan Manuel Bonnet, hoy director del Cervantes, sede del evento, Rafael Moneo, arquitecto y premio Pritzker y Príncipe de Asturias y hoy bodeguero en Ribera de Duero, Roberto Verino, modisto y bodeguero en Orense en la DO Valdeorras, y la directora de la Biblioteca Nacional de España, Ana Santos, vino y cultura. En el segundo coloquio Jaime Lamo de Espinosa, ministro de agricultura con Suárez, Elena Espinosa, ministra de agricultura con Zapatero, Pedro Sanz, expresidente de La Rioja, europarlamentario y vice hoy en el Senado, y Miguel Torres, Presidente de la FEV y de Bodegas Torres. En el público, Pedro Solbes, artífice del estatuto RUP en Europa (Informe Barnier – Solbes 2014) hoy vigente, el nuevo ministro de agricultura Luis Planas, profesional y nuestro Consejero Narvay Quintero, atento a todo. Coordinaron los actos José Luis Benítez, director de la FEV y Pau Roca , secretario general de la FEV.
Hoy en España los problemas más relevantes de la viña, ligados al “cambio climático” y al “vino y salud”, el vino como alimento. Con ellos abordar el binomio “protección-liberalización”, en un sector productivo que quizás sea el más intervenido del mundo. Y que en Canarias debe además compensar lejanía, orografía y escala del territorio. Ser RUP y sobrevivir al intervencionismo público. Canarias desde 2013, caso único en Europa, liberalizó los “derechos de plantación”, que desaparecerán en 2030 en la UE. Aún así Canarias sigue perdiendo superficie vitícola. Hoy con sólo 4.200 hectáreas. Posei, precisa llegar a las 10.000 hectáreas. Y para equilibrar el sistema, vender fuera de Canarias, al menos el 50% de su producción. Con mejores precios y excelentes resultados en el marketing.
En el mundo del vino, se completan los ingresos con rentas complementarias, obligadas para poder competir con los sueldos urbanos. Sólo así es posible mantener el agro en Europa. El vino mantiene la cadena agraria de valor más amplia. Debe incorporarse a las redes de conocimiento. Hay mercado y oportunidades en Canarias ligados al Turismo, para potenciar estos ingresos. La viña no sólo es responsables de mantener el medio ambiente y paisaje, sino que colabora en la mejora de la tasa de autoabastecimiento, en la tasa de exportación en el medio agrario y eleva sus productividades y tecnologías. La viticultura está obligada a incorporarse en el sistema de ayudas análogo al que ya tienen en Madeira y Azores, gestionadas para el caso de Canarias con el REA. Hacer valer el carácter RUP de Canarias.
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