el charco hondo

Sr. Ábalos

Estimado ministro, le escribo desde una de las colas que en las horas pares, y también en las impares, se forman en nuestras autopistas; se preguntará cómo conduzco y escribo a la vez, no se inquiete, al ritmo que circulamos podría cocinar, coser o, si fuera Pablo Casado, incluso hacer alguna Ingeniería, licenciarme en Filosofía y rematar un par de doctorados. A lo que iba, me dirijo a usted porque días atrás escuché al presidente Sánchez anunciar que convocará elecciones cuanto antes; y entendiendo que ese cuanto antes (referencia temporal tan calculada como gaseosa) huele a cuanto más tarde mejor pero vete tú a saber, me dije, a qué esperar para pedir al ministro de Fomento que cuanto antes haga algo que nunca hicieron sus antecesores. Sr. Ábalos, promueva un acuerdo para que las inversiones de Fomento atiendan a criterios medibles, objetivos, baremables, justos y equilibrados, ahorrándonos así esto de seguir dependiendo de los humores del ministro de turno, de los caprichos del gabinete del momento o de las urgencias del partido en el gobierno en según qué comunidades autónomas. Querido José Luis, si quiere hacer las cosas de otra manera, defina, regule y apruebe un sistema o marco que garantice que las inversiones se hagan donde más lo necesitan los contribuyentes de cada territorio, y entierre de una vez la mala costumbre de vaciarse con las prioridades electorales del partido en el poder. Creerá, ministro, que exagero; pero dejará de hacerlo cuando le cuente que mientras el Estado se ha gastado unos dieciocho millones de euros en cada kilómetro de red ferroviaria de alta velocidad -la cosa debe ir ya rondando los 60.000 millones de euros- aquí, en las Islas, envejecemos esperando por las migajas de un convenio de carreteras. Querido Sr. Ábalos, no deje pasar la oportunidad de hacer las cosas mejor, no deje pasar ese tren; y, si de trenes hablamos, sepa que los proyectados por aquí mejoran los ratios de eficiencia de la inversión o las previsiones de pasajeros anuales de los que han hecho o están haciendo en la península, luego, ¿qué argumentos le quedan al Estado para seguir mirando hacia otro lado? Parece que la cola se mueve un poco, tengo que dejarlo. Sr. Ábalos, hágalo diferente; y, como diría Sánchez, hágalo cuanto antes.

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