cultura

“En Canarias se ve con mejores ojos a África”

Entrevista a la periodista de El País y psicóloga Lola Huete Machado, quien recibió estos días en Arona el Premio del Festival de Músicas Mestizas y +, Mumes 2018, a la labor a favor de la multiculturalidad
Lola Huete, Premio del Festival de Músicas Mestizas y + a la labor a favor de la multiculturalidad. | DA
Lola Huete, Premio del Festival de Músicas Mestizas y + a la labor a favor de la multiculturalidad. | DA
Lola Huete, Premio del Festival de Músicas Mestizas y + a la labor a favor de la multiculturalidad. | DA

Por Javier Cabrera

La periodista de El País y psicóloga Lola Huete Machado recibió estos días, en Arona, el Premio del Festival de Músicas Mestizas y +, Mumes 2018, a la labor a favor de la multiculturalidad, de manos del concejal de Cultura del municipio sureño, Leopoldo Díaz Oda. Huete, vinculada desde 2002 al citado rotativo madrileño, fue galardonada por su esfuerzo a la hora de dar voz a los más olvidados, mediante la difusión de la realidad y las culturas de África. En las palabras de agradecimiento destacó la proximidad que detecta “siempre en Canarias hacia África”. “Y eso me encanta”, celebró. Lola Huete Machado dirige desde 2014 la sección Planeta Futuro del periódico El País y es la creadora y coordinadora del blog África no es un país, en el que ofrece una visión del continente vecino, a través del rostro cotidiano, innovador, positivo y cultural de su gente.

-¿Se considera una periodista, una aventurera o una investigadora?
“No sé si me considero alguna de esas tres cosas al cien por cien. Aventurera he sido siempre, porque empecé a viajar muy temprano. Concretamente, a los 17 años. Fue en una época, en los años 80, en que casi ningún español salía al extranjero. Con la mochila hacía viajes muy largos. Tuve la suerte de tener un trabajo que me permitía juntar muchos días laborables y disponer de bastantes días libres de vacaciones. Era guía de turismo en Alcalá de Henares. Estuve en la India tres meses, en Jordania, en Siria…, en una época difícil, pero muy interesante para viajar. Periodista lo fui casualmente. En octubre de 1989 aparecí por Alemania y en noviembre de ese año se cayó el Muro de Berlín. El impacto fue brutal. En principio iba a vivir solo tres meses en Berlín y, finalmente, me quedé casi un año y medio. Luego volví a España para hacer el máster de Periodismo de El País, con la Universidad Autónoma, y decidí jugármelo todo a una sola carta. Me eligieron, me contrataron y comencé a trabajar para El País. Ahí empecé a ser periodista. ¿Investigadora? Todo periodista lo es un poco. Es curioso, es cotilla en el buen sentido de la palabra, no deja de insistir en los temas y es pesado a la hora de estar constantemente preguntando”.

-¿Cuándo tuvo conocimiento de África?
“Aunque llevo 25 años en el periodismo, África realmente no me estalló como una realidad impactante, como para ocuparme de ella, hasta el año 2006. Hasta entonces solo había hecho informaciones. Me interesaba, pero nada más. Siempre cuento que conocí África gracias al cantante David Bisbal, que sacó un disco que tenía una canción dedicada a los niños soldados. Yo trabajaba en El País Semanal y llegó una propuesta para acompañar a David a Sierra Leona y me ofrecí. Allí conocí a Chema Caballero y estuve en Madina, que fue donde le vi por primera vez, en plena frontera con Guinea. Él era misionero de los Javerianos. Madina me trajo a la memoria recuerdos de mi infancia, de cuando Tarzán y las lianas. Era la selva, los ríos caudalosos, una pobreza absoluta. Fue un shock impresionante. La visita de Bisbal quedó reflejada en El País Semanal, pero volví, con más calma, a aquel lugar tan especial un año después y fue cuando le planteé al periódico que quería hacer más temas de África. En 2011 monté el blog África no es un país. Diariamente publicábamos historias. Invité a Chema a sumarse al blog. Fue una de las bases para la creación posterior de Planeta Futuro, un proyecto muy importante, porque se trata de una sección entera dedicada a la pobreza y al desarrollo en todo el mundo”.

-¿Qué es lo que le atrajo en su momento y qué la mantiene enganchada a África?
“Lo que me atrapó es que me parecía increíble que, en el siglo XX, el grado de desarrollo fuese tan absolutamente desigual entre un continente y otro. En cuanto pones los pies en África te das cuenta de que hay algo que no cuadra. No se entiende que haya todavía 816 millones de personas en el mundo que no tienen para comer y que, en Europa, estemos más preocupados por no saber qué hacer con los desechos y derrochando la comida”.

-¿Por qué recomendaría viajar a África?
“Porque es una inyección de vida impresionante. Hay una energía en África que no existe en Europa. Ellos son capaces, con nada, de convertir cada día en una fiesta. Es un amor por estar vivos y por estar aquí. Eso no lo tenemos en Europa. Lo hemos perdido”.

-Sigue siendo el gran desconocido de los continentes. ¿Por qué?
“Sí. Los medios de comunicación viven de espaldas a África. España no tiene corresponsales en África, tiene freelancers. El problema fundamental es que no se toma en serio a África. Hay un cierto miedo, infundado, por poner los pies en el otro lado, ya que la mayor violencia no está en las ciudades africanas”.

-¿Considera que los países en África son muy diferentes entre sí?
“Absolutamente. No tiene nada que ver el África austral con el norte de África, que es árabe y el resto es negro. Hay un África blanca. Hay un África de mucha vida salvaje y otra África con una selva muy valiosa en el centro. Son muy distintos los países que tienen costa, debido a la actividad pesquera. Luego, hay gigantes como Nigeria, un país muy violento y conflictivo, con más de 180 millones de habitantes, marcado por la huella de la colonización británica. Los grupos tribales, las etnias que están en el poder o no, también marcan diferencias. Las religiones conviven muy bien en África. Lo que genera problemas, en la mayoría de los países, es la acaparación de poder por las etnias”.

-¿Existe algún país que haya evolucionado lo suficiente y que se asemejaría a alguno de Europa?
“Siempre pongo a Ghana de ejemplo, porque ha hecho un gran avance en cuestiones de sanidad, de educación y lo está empezando a hacer en urbanismo. Tiene un Gobierno democrático, el país está creciendo entre el 6 y el 7%, y hay una apuesta clarísima por la democratización, la transparencia y la igualdad. Tratan de asegurar que la población tenga alimentos, la vacunación generalizada de los niños para evitar las muertes de menores de cinco años, algo que es una lacra en toda el África subsahariana. Por otra parte, hay países que están desarrollados. Sudáfrica es rica. Tiene una parte de la población que vive con los estándares europeos. Nigeria tiene unos 25 millones de personas con muchísimo dinero y posee una industria boyante de cine, de música, de moda, de cosmética, de alimentación, etcétera. El problema son las desigualdades hasta en los países más desarrollados”.

-¿Quién necesita más a quién, el mundo a África o África al mundo?
“Creo que nosotros necesitamos a África mucho. Por el envejecimiento de población en Europa, por necesidad de recursos, porque África lo tiene todo y, también, por una razón cultural. El problema es que, hasta hoy, cuando Europa y América han necesitado algo de África lo han tomado gratis. Si quieres conseguir minerales, utilizas al Gobierno corrupto de un país africano, te coges la explotación de gemas o de rubíes, como pasa en el norte de Mozambique, te quedas con montes y más montes, los explotas, te llevas tu dinero a Europa y los locales, si te he visto, no me acuerdo. La colonización no ha terminado. Eso tiene que cambiar. Los jóvenes africanos ya saben dónde está el problema y cuidado, porque África nos va a estallar. Podrían surgir movimientos de migraciones masivas para desestabilizar Europa. No descarto ningún escenario. Hoy hay 1.200 millones de personas, que pasarán a ser 1.700 millones en muy poco tiempo”.

-¿Cómo ha influido en el desarrollo reciente de África la aparición del teléfono móvil y las nuevas tecnologías?
“Muchísimo. Diría que hay un antes y un después. De hecho, el crecimiento en ventas de móviles en el continente africano es el más grande. Puedo asegurar que en África hay más móviles que personas. Antes, en los movimientos migratorios en pateras, hasta que no llegabas al destino y conseguías un móvil para llamar, la familia vivía angustiada. Hoy ese trayecto es radiado. El móvil ha conseguido unir a África. En el momento en que los africanos ganen poder y estén más unidos, plantarán cara a las organizaciones internacionales. En definitiva, el móvil es política, es migración y lo es todo”.

-¿África todavía asusta?
“Sí, África asusta. Al ciudadano normal le nombras África y reacciona incómodo. En el periódico hemos hecho una prueba. Es muy triste comprobar lo que ocurre al titular con la palabra África y sin la palabra África. El resultado es que funciona mejor en el segundo caso. Si pones África es como decir “esto no va conmigo”. Me atrevería a decir que hay un grado de racismo en esa reacción”.

-En España vemos a África con otros ojos? ¿Se ha mejorado la percepción?
“Desde Canarias y desde otros puntos muy determinados de España, quizás se mira mejor a África, pero el problema de España es que no ve a África. No es que la vea con otros ojos, es que no la ve”.

-¿Cómo percibe las relaciones entre canarios y africanos?
“En conversaciones con los canarios me he dado cuenta de que todo el mundo tenía su narrativa sobre el continente. Claro, caes en la cuenta de que el canario está cerca de África. Cabo Verde está ahí al lado, Mauritania está ahí enfrente, pero también lo vi como muy cerca de la realidad de la gente. No sé si fue porque aquí se vivió todo lo relacionado con las pateras y las migraciones mucho antes que en la Península. Por lo tanto, Canarias está muy relacionada y muy cercana a África. Y eso para mí es muy gratificante”.

-¿Cree que África es el futuro?
“Absolutamente. Creo que África nos va a impactar mucho en los próximos años. Y lo hará de muchas maneras distintas. Para lo bueno y para lo malo”.

-¿Cómo piensa que nos ven a nosotros los africanos?
“Hasta ahora, hasta esa generación de gente joven de la que hablaba con anterioridad, el europeo occidental era el colono. Era el señor que traía el dinero. Era amigo o enemigo, dependiendo de la circunstancia, pero generalmente era bien recibido. Ahora lo europeo, según en qué países, está mejor visto o peor visto. En las universidades, hay muchos jóvenes que rechazan por completo la cooperación y el desarrollo. No quieren que intervenga Europa para nada”.

-¿A África le falta autoestima?
“Sí. Y eso que la está cogiendo ahora la generación joven. Le falta autoestima y le sobra corrupción. Los ricos africanos son tremendamente horribles. Son corruptos hasta las cejas y son gente que desprecia hasta a su pueblo”.

-¿Con qué se quedaría y que eliminaría de África?
(Suspira unos segundos) “De África eliminaría el calor. Bueno, lo graduaría un poquito, porque en ocasiones llega a ser insoportable. Y eliminaría la pobreza radicalmente. Me parece indignante que, en pleno siglo XXI y con los avances tecnológicos de hoy en día, no se logre el acceso a la alimentación de 16 millones de personas”.

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