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La tentación del autoritarismo

Después de obtener por dos veces consecutivas los peores resultados electorales socialistas en la actual democracia, dos carambolas políticas han llevado al poder a Pedro Sánchez en su partido y en el Gobierno. Como no confía en una tercera carambola, y a pesar de sus promesas en la moción de censura, no va a convocar elecciones hasta que ya no pueda evitarlas al final de la Legislatura; y entonces buscará repetir y obtener mejores resultados. Sus actuales 84 diputados no le permiten gobernar, y su Ejecutivo subsiste bajo la sombra de Podemos, de los vascos y de los catalanes, con los que tiene que negociar y pactar constantemente. Por si fuera poco, en el Senado los populares tienen mayoría absoluta. En este escenario, la tentación de gobernar por Decreto-Ley es muy intensa (en un editorial, El Mundo lo sitúa al borde del autoritarismo). Y, al mismo tiempo, como llegó al Gobierno sin programa, y ha descubierto lo que significa controlar el BOE, lo que negocia y pacta con la izquierda radical y los independentistas, y centra su acción de gobierno, son demagogias populistas que constituyen una continua campaña electoral financiada con dinero público. Es lo que la oposición ha denominado un Ejecutivo pasarela o de escaparate. Ese es el sentido último de su insistencia obsesiva -y excluyente- en la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos, en un contexto de -repetimos- sucesivos incumplimientos de promesas hechas en la moción de censura.

Se trata de un tema de fácil defensa en una agenda populista y demagógica, uno de los que quedaron pendientes en la Transición para no incidir en las heridas del pasado. Somos un pueblo cainita que no respeta ni conoce su historia, y el guerracivilismo que practica la izquierda y alientan el Gobierno y ciertos medios ha convertido la exhumación en un asunto extraordinariamente delicado. Hasta el punto más que preocupante de que, por primera vez desde 1981, dos grupos de militares se han permitido intervenir en política y han firmado sendos manifiestos de sentido opuesto. Es lo que le faltaba a esta pobre y débil democracia española. A pesar de su -equivocada- oposición frontal a la medida, la familia ya ha anunciado que se hará cargo de los restos, que ha asegurado no irán a su panteón de El Pardo por motivos de seguridad. Es un extremo muy importante, porque abundan los sectarios y desalmados que no guardan el respeto debido a los cadáveres y, con vocación de profanadores de tumbas, han llegado a proponer la basura como destino final del cadáver. Todo es posible en este país, por lo que supongo que la familia, con permiso de los medios sectarios de la izquierda, intentará que ese lugar digno y respetuoso del que hablaba la vicepresidenta del Gobierno quede en secreto.

Entre continuos bandazos, rectificaciones y cambios de posición, prosigue la interminable campaña electoral financiada con dinero público que protagoniza Pedro Sánchez y su Gobierno a golpe de Decretos. El presidente bordea el autoritarismo, opina El Mundo, pero, en realidad, ya ha sucumbido a la tentación de caer en él.

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