la carta de pedro j.

Múnich

Gracias al túnel del tiempo -y a las fotografías gigantes de la exposición del adyacente Centro de Documentación sobre el Nacional Socialismo- estoy aquí, al pie de las escalinatas de la Führerbau o Casa del Führer de Múnich, hoy, jueves 29 de septiembre de 1938. Sobre mi cabeza, dominando el pórtico de este imponente edificio de líneas rotundas y columnas dóricas, emblema de la arquitectura del Reich, tengo un enorme águila de bronce con la cruz gamada. De la terraza cuelgan dos gigantescas banderas: a mi izquierda, la del Reino Unido; a mi derecha, la de Francia. En cuestión de horas va a decidirse el futuro de Checoslovaquia.

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