A las diez de la mañana entregó las llaves de su piso, tal y como había acordado con el juzgado, aunque su abogada de oficio, ya avanzada la tarde, le comunicó, mediante un mensaje, que había conseguido más tiempo en el juzgado. Esta fue una última jugarreta que le hizo el destino a Carlos Rojas, quien, cumplidor como él mismo se define, entregó las llaves a la inmobiliaria y se fue a la casa de un amigo con sus tres compañeros de viaje, con discapacidad del 65%. Su caso fue dado a conocer por DIARIO DE AVISOS, al tratarse de un desahucio especial, dada la circunstancia de las tres personas discapacitadas a cargo de Carlos Rojas.
Sin embargo, como una especie de compensación, ese mismo día desde la empresa de servicios Clece se pusieron en contacto con Carlos para ofrecerle un trabajo. Es la misma empresa en la que durante los tres meses de verano se desempeñó como albañil. Un contrato de un año, eso es lo que tiene Carlos, una verdadera bocanada de aire fresco que lo deja respirar y, sobre todo, buscar con algo más de seguridad un piso, al que ni la ayuda de alquiler del Ayuntamiento de Santa Cruz, ni la del Diputado del Común, ni del Instituto Canario de la Vivienda le han permitido acceder, entre otras cosas, porque sin contrato y sin avales nadie alquila, y si es por un precio razonable en la capital, mucho menos.
La intervención de estas instituciones, a las que Carlos está agradecido, le ha puesto en la senda que perdió hace meses, cuando una deuda de 700 euros en el alquiler le llevó al desalojo. Ahora, con un trabajo estable y la ayuda de la empresa, que a través de su propio departamento social se ha puesto manos a la obra para echarle una mano a este ya trabajador, el horizonte comienza a verse un poco más claro para Carlos Rojas, pero también para sus “niños”.
“Me han tratado muy bien, no solo a mí, sino también a mis niños. Al más mayor que tengo conmigo le han ayudado a conseguir un trabajo de cuatro horas y para los otros dos me han ofrecido unos cursos de cocina con los que, mientras yo trabajo, ellos pueden estar ocupados. Estoy muy agradecido”, añade Carlos.
La asignatura pendiente sigue siendo encontrar una vivienda. La situación actual del mercado inmobiliario en Santa Cruz hace casi imposible encontrar alquileres asequibles que una familia como la de Carlos, con tantos condicionantes, se pueda permitir. Según los últimos datos en la evolución del alquiler de distintos portales inmobiliarios, la capital es una de las ciudades en las que más rápido está creciendo el precio de los arrendamientos.
Más de 900 euros
En septiembre, según recoge el portal Enalquiler.com, el precio medio mensual de un alquiler en Santa Cruz se situó por encima de los 900 euros. La capital registró la mayor subida de los municipios tinerfeños, con el 22%, frente a otros municipios como Arona, donde fue del 5%, con un precio medio de 873 euros. Para viviendas de entre 60 y 90 metros cuadrados, el precio es de 766 euros, mientras que para pisos de más de 90 metros cuadrados se va a esos más de 900 euros mensuales.
Con esta escalada de precios y la falta de vivienda pública, las familias como la de Carlos se embarcan en una búsqueda casi imposible.
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