el charco hondo

El amigo del elefante

Quienes no han querido preocuparse por el efecto Vox, ora porque las barreras electorales hacen de tranquilizante

Quienes no han querido preocuparse por el efecto Vox, ora porque las barreras electorales hacen de tranquilizante, ora porque piensan que no hay apenas espacio para más derechas que las que ya hay, olvidaron que la amenaza no es tanto Vox como el efecto Vox. Cuentan, los que sí saben de esas cosas, que las trayectorias de las partículas cargadas en un campo magnético están en manos de las fuerzas que actúan sobre ellas, como consecuencia de la interacción con el campo; y sobre todo, tal y como está ocurriendo con la forma en que Pablo Casado está gestionando que la ultraderecha vaya encontrando su sitio en el patio de butacas, aquellos que siguen sin dar relevancia a Vox olvidan que la fuerza sobre un cuerpo cargado que se desplaza en un campo magnético siempre será para un lado, en este caso nunca hacia el centro sino a la derecha de la derecha. El problema no es Vox. El asunto es cómo especialmente el PP, aunque no solo el PP, está tonteando por boca de su presidente con un campo magnético dominado por el rechazo a la pluralidad colectiva e individual o por el regreso a argumentos que chocan frontalmente con muchas cuadernas democráticas. Vox renace con su espacio tremendamente amurallado por el discurso liberal y nacionalista español (combativo con todos los otros nacionalismos) que ya protagonizan Casado o Rivera; pero los renglones de su impacto no deben leerse de la derecha hacia el centro, como hace la mayoría, sino del centro a la derecha. La amenaza es que a Casado parece costarle poco, o bastante nada, dejarse contaminar e invitar a cenar a algunas de las banderas que agitan los que están a la derecha de su derecha. Como Esteban Hernández ha recordado recientemente, George Lakoff advertía de la importancia de los marcos en política, recurriendo a que cuando alguien te pide que no pienses en un elefante te está fijando un marco mental del que resulta difícil escapar, porque a pesar de la negación la imagen del elefante seguirá ahí. En el caso de la respuesta táctica que Casado está dando a Vox el asunto es otro, la cuestión es que el presidente del PP se está esforzando en mostrarse como un buen amigo del elefante, guiños, contaminación y campo magnético que desconcierta a muchos de los suyos, porque está alejando a su partido del centro razonable que otros ocuparán si él sigue tonteando con el elefante.

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