Es mucho mejor ser pobre

Tengo un conocido, juez retirado por más señas, que siempre me dice: “Es mucho mejor ser pobre”. Lo dice porque él cree que si no tienes un duro jamás te van a afectar las subidas de impuestos del nuevo dúo sacapuntas, Sánchez/Iglesias, ni una tragedia como la de Cristiano Ronaldo, a quien como los jueces americanos no atiendan sus razones lo van a dejar en Portugal para los restos: de Tras os Montes al Alentejo; eso sí, en Bugatti. Hay una americana que lo acusa de haberle dado por retambufa, “sin lubricante ni preservativo” y en contra de su voluntad, en un hotel de Nevada. Cristiano lo niega, pero le hizo firmar un papel y le dio una propina a la dama, o sea que no sé. Siempre hay malas noticias para los ricos, que viven muy bien, pero que están pendientes del cartero, por lo de Hacienda. Antañazo, el cartero te entregaba en Navidad una postal muy bonita felicitándote las Pascuas y tú le dabas una propina. Era lógico: era el que te traía las cartas de Venezuela, con noticias de los parientes, y los giros postales cuando eras estudiante. Ahora sólo transporta burofaxes y las cartas negras de Hacienda, por lo que los ricos y los autónomos han terminado por odiar a los de amarillo, en funciones notariales. Pues sí, es mucho mejor ser pobre, porque si eres pobre no pagas nada y los apuros para llegar a fin de mes se compensan con la tranquilidad espiritual de la propia indigencia. Yo desde que soy pobre duermo mejor y cuando toca el timbre el cartero ya sé que es para entregarme una carta de Telefónica, más inofensiva que la negra de la Agencia Tributaria. Estoy con mi amigo el juez: “Es mucho mejor ser pobre”. Porque los ricos también lloran.