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La Educación en La Perdoma y el CEIP Santa Teresa de Jesús (años 1973 a 1987) / I

Con motivo de las Jornadas de Puertas abiertas en el Día del CEIP -Santa Teresa de Jesús- de La Perdoma, centro educativo de la Villa de La Orotava; se desarrollaron un amplio abanico de actividades
Agustín Lorenzo García, uno de los pioneros del AMPA del colegio Santa Teresa de Jesús, leyó una emotiva semblanza de la vida del centro
entre los años 1973 a 1987. Roberto Hdez. Rguez.

POR Agustín Lorenzo García

Con motivo de las Jornadas de Puertas abiertas en el “Día del CEIP -Santa Teresa de Jesús- de La Perdoma, centro educativo de la Villa de La Orotava; se desarrollaron un amplio abanico de actividades que giraron en torno al lema Cuidemos el planeta y cuidemos a sus habitantes.

Entre las múltiples propuestas de todos los niveles educativos, destacamos el manifiesto leído por el alumnado. Un manifiesto que se declara abiertamente comprometido con un desarrollo sostenible de nuestro centro educativo y en consecuencia de nuestro entorno inmediato. Además, la Comunidad Educativa tuvo la iniciativa de reconocer el papel desempeñado por el AMPA a lo largo de décadas de trabajo en común. Donde muchos presidentes y presidentas han desplegado junto a sus directivas una importante labor.

Uno de las personas que ejerció este papel, en el tiempo y durante muchos años, fue don Agustín Lorenzo García. Éste, fue el encargado de esbozar una parte de la historia del CEIP Santa Teresa de Jesús en unos tiempos difíciles y complicados. Con las palabras del mismo, abrimos este artículo.

Buenos días, permítanme que mis primeras palabras sean de sincero agradecimiento al director de este colegio, José Luis, el cual, a través de una llamada de teléfono, se pone en contacto conmigo comentando la posibilidad de que intervenga en un acto que se va a celebrar en este Colegio para celebrar el día de Santa Teresa de Jesús. En esa conversación sentí la necesidad de escribir unas palabras sobre mi paso como presidente de la Asociación de Padres de Alumnos, y las acciones que humildemente se llevaron a cabo junto con todos mis compañeros de la junta directiva con el único fin de mejorar la educación que se prestaba a nuestros hijos.

Nuestros padres y madres invirtieron trabajo, esfuerzo, sacrificio y una gran dosis de ilusión para que estuviéramos más y mejor formados, para que disfrutáramos de oportunidades que la mayoría de ellos no tuvo. Ese era la reflexión que nos guiaba en nuestro trabajo en la Asociación pues nosotros sentíamos que teníamos que luchar con el mismo esfuerzo y sacrificio para dejar un colegio mejor a nuestros hijos.

El patrimonio de un pueblo no podrá conservarse sino es a través de la educación. No solo me refiero a la educación que se imparte en los centros educativos, sino a la educación que entre todos seamos capaces de trasmitir, la educación como tarea que corresponde a toda la sociedad, de lo que hagamos y cómo lo hagamos en entidades, asociaciones e instituciones emanará una toma de conciencia sobre los valores culturales que identifican a un pueblo.

A principio de los años 70 se produce un cambio en la Ley de Educación y se crean en los colegios las Asociaciones de Padres de Alumnos, provocando que la relación con los profesores a partir de ese momento pasara a ser más institucional y administrativa que el trato directo con el profesor que existía hasta ese momento.

Allá por los años 1975-1976, estando un servidor en el colegio Santa Teresa de Jesús como responsable de la Asociación de Padres de Alumnos, tuvimos la idea de abrir una escuela de parvulitos para mayores de tres años, que en ningún sitio de la comarca existía (hay que tener en cuenta que en esa época la entrada de los niños en los colegios estatales eran a los seis años,). Para ello alquilamos un salón al lado del colegio y compramos mesas y bancos para los niños y se contrató a una profesora de infantil para que les enseñara lo que correspondía a esas edades.

El colegio, aunque lo veía con buenos ojos, nos negó todo apoyo posible, y era normal ya que no estaba establecido por la Ley. Sin embargo, me encontré con un apoyo extraordinario en el Ayuntamiento de La Orotava, que nos prestó su ayuda económica para llevar adelante tal idea. Así comenzó en nuestro pueblo el parvulitos para los niños. Niños que hoy en día son padres y madres que puede que tengan a sus hijos en este mismo colegio. En ese momento como he dicho antes estaba prohibido por Ley, pero miren ustedes como ha pasado el tiempo y éste nos ha dado la razón y es que, amigos, “la razón no tiene hipoteca”. Sabíamos que íbamos a formular algo que no estaba legalizado pero también éramos conscientes que era un bien común y que por lo tanto no hacíamos daño a nadie, sólo era bien para nuestros hijos.

*Expresidente del AMPA La Higa

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