La violencia no entiende de edades y los menores son una de sus principales víctimas. Venezuela está a la cabeza de los países más violentos del mundo y el año pasado registró la cifra de 1.134 menores fallecidos de forma violenta. Así lo recoge el informe Somos Noticia, del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), realizado en colaboración con el Observatorio Venezolano de Violencia, que se publicó esta semana. En dicho estudio se pone de manifiesto que en el año 2017 asesinaron a diario a tres menores en Venezuela, es decir, cada ocho horas muere un niño o adolescente en el país de forma violenta.
Somos Noticia es un informe anual que publica Cecodap sobre la situación de los derechos de los menores, basado en la recopilación de la información publicada en 20 periódicos. La cifra de homicidios de niños y adolescentes es estremecedora y da cuenta de “una tragedia que cada año enluta a más de mil familias y que le quita al país esperanza de vida, capacidades y oportunidades de desarrollo”.
Los datos recavados en el estudio muestran además que estos homicidios están “inequívocamente asociados a la disponibilidad de armas de fuego”, hasta contabilizar el 90% de las muertes producidas por su utilización. Mientras que el ajuste de cuentas aparece como el primero y principal móvil de los homicidios.
Si bien advierten de la tendencia a etiquetar en los medios de comunicación o la propia policía los crímenes en las zonas populares como un ajuste de cuentas, “sin que esta clasificación tenga fundamento en criterios o variables reales”.
Manifestaciones
El estudio no pasa por alto la muerte de 23 adolescentes en 2017 por la “actuación represiva de cuerpos policiales y militares, al afrontar con una perspectiva bélica las protestas que ejercían los ciudadanos”. Y así denuncian que en las manifestaciones que se desarrollaron el año pasado, “dejaron una herida profunda en una sociedad que constató el derrumbe del Estado de Derecho, la incapacidad de las autoridades para atender al clamor de las mayorías y la ausencia de canales institucionales para dirimir conflictos y diferencias”.
El informe analiza la violencia desde distintos ámbitos, como el estructural, donde estudia el impacto de la pobreza y el desabastecimiento de alimentos y medicinas que sufre el país y que, según esta entidad, afecta “muy especialmente a niños, niñas y adolescentes, con saldos dolorosos e irreparables como la muerte por desnutrición hasta situaciones inéditas en nuestro país como la retirada de la escolaridad por no tener alimentos o medios de transporte”.
Así estiman en 205 los casos de menores muertos por desnutrición y 270 por “contaminación intrahospitalaria”. Desde esta organización lamentan que el Estado, en lugar de tomar medidas para afrontar estas carencias estructurales, niega la realidad y opta por “acusar o reprimir a quienes exigen los derechos conculcados a la población”.
Es la primera vez que este estudio incluye el análisis estructural y lo hace llevado porque la grave crisis económica que atraviesa Venezuela, que se está cebando con los más pequeños, para quienes reclaman una política nacional del derecho a la protección integral de los menores.
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