el charco hondo

#volarconpiernas

Cuando aprobaron lo del 75% para los canarios que viajemos en avión, ¿ese porcentaje se estableció sobre el precio y el cuerpo?

Cuando aprobaron lo del 75% para los canarios que viajemos en avión, ¿ese porcentaje se estableció sobre el precio y el cuerpo? Atendiendo a la progresiva reducción del espacio que debe separar los asientos, la duda se antoja razonable. El Gobierno autorizó en julio que se nos subvencionara el 75% del billete para los trayectos aéreos y marítimos a la península, pero tanto ha ido eliminándose la separación entre las filas de asientos que, resultando ya imposible colocar las piernas, cabe preguntarse si la bonificación del 75% solo se nos aplica si viajamos con el 75% del cuerpo, dejando el otro 25% en casa. Facturar las piernas o fracturárselas, esa es la cuestión. Volar de cuerpo entero y fumar en los aviones son cosas que hacíamos antes, ya no. Es imposible viajar con las piernas. No se puede. Cruzarlas forma parte del pasado, al último que quiso dárselas de flexible tuvieron que sacarlo con fórceps. El asiento de delante está ya tan abusivamente pegado al propio que cualquier cosa que se nos caiga al suelo, sea lo que sea, y valga lo que valga, en el suelo aterrizará, y a saber si sigue ahí cuando por fin podamos levantarnos. Poner la mochila en los pies y abrir la bandeja son acciones incompatibles, o lo uno o lo otro, y lo de sacar algo ni barajarlo (gracias, Raúl). Leer un periódico no se contempla; en papel ni se piensa, y en la tablet te la juegas, porque si al que va delante le da por echarse hacia detrás (amenaza mortal, riesgo incalificable) te comes la tableta, el libro, la lata, la revista o lo que tengas. Cuando te echan encima el asiento delantero, desapareciendo por completo el espacio, además de comprender cómo se sienten queso, jamón y pan de molde al cerrarse la plancha, tus rodillas dejan tu cuerpo para incorporarse al cuerpo del que se sienta delante, tus pulmones se funden con los suyos, tus pies entran en sus zapatos, tú en él, ella en ti. Se genera un vínculo tan estrecho con quien se sienta en la fila de delante que, visto lo visto, puede que tenga sentido que cuando se viaje acompañado empecemos a reservar por letras, y no por filas, de forma que parejas, familias o compañeros de trabajo ocupen filas con asientos de la misma letra, 6D, 7D, 8D, hablándonos al oído, cachete con cachete. Volviendo a la duda inicial, ¿alguien puede aclararnos si, como parece, para acogerse a la bonificación del 75% hay que volar con solo el 75% del cuerpo, dejando las piernas en la bodega o embarcándolas, con tu foto y DNI, en otro vuelo?

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