el charco hondo

El vaso de Abascal

Según la teoría de los vasos comunicantes, unidos sociológicamente por su parte inferior, superior o lateral, si a los partidos de derechas se les añade una cantidad adicional de apoyos electorales las papeletas deberían alcanzar un nivel homogéneo, sin que influya la forma o volumen de cada partido. En teoría los votos de las distintas derechas se desplazarían entre las formaciones, que asistirían así al nacimiento del nuevo equilibrio de su liga a tres. La realidad desmonta esa tesis. El problema del PP (y de Ciudadanos, aunque en menor medida) es que la teoría de los vasos comunicantes solo les vale para contabilizar los escaños que sumarán con Vox y, hecha la suma, para saber si serán suficientes para gobernar o al menos para impedírselo a Pedro Sánchez. Se acerca al imposible augurar cómo va a quedar el Congreso después del 28 de abril, pero huele a que el sanchismo ganará pero será la gran derecha la que gobierne. Si es que no se cae en un bloqueo que arrastre a otras elecciones, y si finalmente ocurre que Pedro Sánchez gana para que gobierne la gran derecha, lo sustancial de finales de abril será conocer qué partido ganó la liga de la derecha, si PP o Ciudadanos (y saber si el subidón de Vox les llegó a las rodillas, a las caderas o al pecho). Rivera ha negado 3.000 veces a Sánchez para no ser descalificado o expulsado de esa final a tres, sacrificando lo que pudo rascar por el centro-izquierda -los independentistas catalanes han vengado su fracaso, España es ahora un mero apéndice de la política catalana-. Vox va a reventar las urnas (no es ola, es tsunami) porque el enfado no tiene ideología, y tanto le da desahogarse yéndose a la izquierda extrema que mudarse a la extrema derecha. Vox ha obligado a Ciudadanos a renunciar al centro para centrarse en la liga a tres; al hacerlo pierde plumas, pero peor lo tiene Casado, al que ya sobrevuela la sombra de un pinchazo sin precedentes. Casado hace de Abascal para que no se le vayan a Vox, pero su penitencia es que al hacer de Abascal la gente se viene arriba y elige al imitado, no al imitador. Los vasos comunicantes dirán si las derechas suman lo suficiente para poder gobernar, pero estando como están los tres partidos comunicados sociológicamente por su parte inferior, superior y lateral, la teoría no les vale. El agua no se está repartiendo de forma homogénea. Solo sube por las paredes del vaso de Abascal.

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