avisos políticos

Al final de la escapada

Las explicaciones de la vicepresidenta sobre la figura del relator, que el Gobierno se acababa de inventar para satisfacer las exigencias de los independentistas catalanes, oscilaron entre lo patético y lo ridículo. Su nerviosa insistencia en que se trataba de alguien que se limitaría a tomar unas notas o unos apuntes -ni siquiera un acta de debates y acuerdos, que tiene que ser aprobada con posterioridad- nos recordaba el rostro de Josep Borrell cuando expresaba la vergüenza que le producía afirmar que las bombas vendidas a Arabia Saudí son de alta precisión y, por tanto, no tienen efectos colaterales. En otras palabras, que los saudíes solo matarán con ellas a los niños yemeníes que previamente elijan. Y no es la primera vez que las acciones, las explicaciones y las contradicciones de este Gobierno, que se dice y se contradice continuamente, nos causan vergüenza ajena, en la medida en que, efectivamente, oscilan entre lo patético y lo ridículo.

El relator era la enésima ocurrencia de Pedro Sánchez para contentar a los independentistas y conseguir que apoyaran sus Presupuestos. Ellos exigían un mediador internacional, y Sánchez pensó que con esta figura equívoca podría convencerlos. Así, mientras la vicepresidenta lo convertía en un mero amanuense que pasaba por allí, muchos empezaron a señalar que un relator para la ONU es un mediador entre dos partes enfrentadas en términos de Derecho Internacional.

Pues bien, paradójicamente, esta ocurrencia menor fue la responsable de que terminara la escapada del presidente y, en contra de sus deseos y sus intereses, se viera obligado a convocar las elecciones que lleva ocho meses evitando. Porque los catalanes no se dejaron engañar, y, al mismo tiempo, todo el sector socialdemócrata y no marxista del PSOE, derrotado en las primarias, los susanistas y los llamados barones territoriales, temerosos de las consecuencias de semejante dislate en las autonómicas y locales de mayo, se atrevieron a levantar la voz.

Evitar que esas elecciones autonómicas y locales se contaminen del debate nacional y arruinen las posibilidades socialistas exigía una convocatoria en abril. Y, descartado el disparate de hacerlas coincidir con la Semana Santa, solo quedaba la fecha finalmente elegida, que no puede evitar que una parte de la campaña se solape con las procesiones, el turismo y las vacaciones. A pesar de sus reiterados fracasos, los medios siguen empeñados en publicar encuestas y sondeos con escasa fiabilidad. Y, en las próximas semanas, los ciudadanos nos disponemos a manifestar, en una multitud de urnas, qué futuro queremos para este país tan surrealista en el que nos ha tocado vivir.
La escapada del protagonista de la película de Godard, sobre un guion de Truffaut, no termina bien. La escapada de Pedro Sánchez, su resistencia de manual basada en una continua huida hacia adelante y en el aventurerismo político como programa, es probable que termine mal para sus intereses políticos. Y bien para los intereses de los españoles.

TE PUEDE INTERESAR