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Alerta de vórtice polar en América: canarias bajo cero

Dos ciudadanas tinerfeñas cuentan su experiencia de frío ártico desde Estados Unidos
Alerta de vórtice polar en América: canarias bajo cero

En Estados Unidos, al menos en gran parte, en invierno hace frío, no es un secreto. Por décadas sufrí los embates de los llamados blizzards, tormentas de nieve y temperaturas absurdas para un ser humano, según la opinión de esta humilde canaria.

En Burlington, Vermont, donde viví dos años, y nació una de mis hijas en pleno enero, no es extraño pasar ocho meses de invierno con nieve y temperaturas que fácilmente alcanzan los 30 grados bajo cero. Tampoco en Colorado me libré de la nieve por doce años, y menos aún del frío en Iowa y la humedad y el hielo de Washington D.C. cada invierno.

Pero este año estamos experimentando un fenómeno diferente. El Polar Vortex o vórtice polar, básicamente, frío que se origina en el Ártico, ha causado un descenso brutal de las temperaturas, registrando récords que no se batían desde hace décadas.

La región del Midwest americano es amplia. Se refiere a los estados que bordean los Grandes Lagos y los estados vecinos. Illionis, Indiana, Ohio, Dakota del Norte, Minnesota, Wisconsin, Dakota del Sur, Michigan, Nebraska y Kansas conforman este conglomerado regional.

Es un área continental que no tiene acceso al mar, y que suele recibir en invierno vientos helados que proceden del Polo Norte, atraviesan la tundra canadiense y llegan a los estadounidenses, que pasan unos meses en condiciones gélidas a las que suelen estar acostumbrados.

Pero este frío del que estábamos hablando es diferente. Alcanzar -47 grados Farenheit, es decir, -43.5 grados Celsius, no es ninguna broma, es una situación extremadamente peligrosa, que puede causar la muerte instantánea.

Los que más lo sufren son los indigentes y personas sin hogar que no tienen dónde ir, con los albergues y refugios al máximo de capacidad.
Estas temperaturas provocan además cortes de suministros que causan apagones, provocando que miles de viviendas queden sin calefacción y sin agua al congelarse las cañerías.

No soy ajena a las tormentas de nieve, pero en la Navidad de 1998 yo viví en Williamsburg, Virginia, esa situación. Estábamos todos en casa de mis suegros, y no podíamos cocinar -la cocina era eléctrica-, ni siquiera podíamos bañarnos, ya que las tuberías estaban congeladas; y no teníamos calefacción. Salir de casa, imposible. De no haber sido por la chimenea y cortar algunas ramas del jardín para calentarnos y cocinar, no sé lo que hubiera pasado.

En condiciones de invierno habituales, la vida sigue. A excepción de esos días de nieve en los que la precipitación es extrema y se cancelan las clases, la gente sigue con su rutina. Los empleados van a trabajar y se lleva a cabo una vida, incómoda, pero normal.

Con temperaturas tan bajas, como las que se experimentan en estos momentos se dañan los postes eléctricos y muchas estructuras se quiebran y acaban desmoronándose.

Las vías del tren están siendo caldeadas con fuego para evitar que el servicio ferroviario se detenga. Es una situación de peligro.

En Wisconsin, el gobernador declaró estado de emergencia y activó a la Guardia Nacional para que puedan prestar asistencia. En Indiana se ha cerrado la Universidad. En Chicago se han destinado autobuses como refugios móviles. En Milwaukee, Wisconsin, los funcionarios han visto su horario recortado para que puedan llegar temprano a sus casas. En otros estados han cerrado las oficinas.

No es para menos. En Detroit, Michigan, un hombre de 70 años fue hallado muerto en frente de la casa de su vecino. Un estudiante de 18 años de Iowa fue encontrado muerto en el campus a causa del frío. La lista de fallecidos ya suma casi una decena y sigue aumentando.

A través de la región los servicios sociales están prestando especial atención a personas discapacitadas y de edad avanzada que se ven atrapadas en sus hogares sin comida ni forma de entrar en calor. Las temperaturas están siendo comparadas con las de Siberia, e incluso más bajas que en el Polo Norte en algunas zonas.

Para nosotros, aquí en Canarias, es difícil asimilar estas temperaturas si nunca las hemos experimentado, y hablo más allá de ir de vacaciones a una estación de esquí: me refiero a cuando no eres un turista, sino un residente más.

¿Cómo viven los canarios que están en Estados Unidos, concretamente en los estados afectados por el vórtice polar? Hablamos con dos canarias que están sufriendo -literalmente- el frío ártico en Ohio. Elena Archambault, en Westerville; Sonia Rodríguez del Pino, en Dover, las dos de Tenerife.

Elena trabaja para la Agencia de Seguridad en el Transporte, TSA. Empieza su labor en el aeropuerto local a las 4 de la mañana. Cuando hablamos con ella, estaba saliendo de casa. El día anterior su hijo Marco, de 13 años, estuvo, pala en mano, limpiando la entrada de la casa, una labor en la que se suelen turnar a diario todos los miembros de la vivienda.

A esa hora, el termómetro del coche de Elena, marcaba cero grados Farenheit, es decir, -17 Celsius, al sacarlo del garaje. Por supuesto, la sensación térmica es más acusada fuera del vehículo debido a las ráfagas de viento. Una mañana miserable, fría y todavía de noche, para cualquiera que se dispone a salir hacia el trabajo. Le preguntamos a esta santacrucera, que lleva casi dos décadas en Estados Unidos, cuál es su rutina en días como estos…

-Elena, buenos días, ¿cómo empieza para ti la jornada?

“Pues lo primero, limpiar la salida de casa de nieve y hielo. Separar ropa de abrigo y empezar a calentar el coche. Me aseguro de revisar que tengo el tanque de gasolina lleno (quedar atrapada en el exterior sin combustible puede ser mortal con estas temperaturas, con la nieve imposibilitando caminar largas distancias, y el coche se congela en un momento sin calefacción). Tengo que salir de casa mucho antes porque no sé en qué estado están las carreteras y escucho las noticias antes de salir de casa para saber si los colegios están cerrados y cualquier alerta. Los limpiaparabrisas del coche hay que dejarlos subidos para que no se congelen contra el cristal y siempre llevar la escobilla para limpiar nieve y hielo en el coche”.

Esta chicharrera está casada y tiene dos hijos en edad escolar, y con el tiempo en estas condiciones, cualquier medida de prevención es poca.

-¿Qué precauciones tienen en casa?

“Es importante asegurarnos de que no se congelan las tuberías. Las puertas y ventanas tienen que estar bien cerradas y la puerta del garaje para mantener el calor de la casa. Tenemos comida y agua suficiente en casa por si no podemos salir”.
Un ritual que comparte otra tinerfeña en Dover, también en Ohio.
Sonia Rodríguez del Pino también es tinerfeña. Trabaja en una clínica del estado de Ohio (Salud Pública) como secretaria. Por las tardes, después del trabajo, estudia en las clases nocturnas de la Universidad Stark. Sonia emigró a Estados Unidos por un proyecto que se alargó y con la situación laboral en España se tuvo que quedar.

-Sonia, aquí en Tenerife está haciendo frío por las mañanas, en Santa Cruz, fácilmente 15 o 16 grados Celsius… ¿Cómo llevas tú el frío en una zona rural cerca de los Grandes Lagos?

“¡Lo llevo fatal! Llevo más de 18 años viviendo en Ohio, y no me acostumbro. Lo peor de estos días es no poder salir a ningún lado, ya que soy muy novelera (como decimos en Canarias)”.

-Sonia, tú eres una persona muy activa a la que le gusta la playa y el senderismo. ¿Cómo es un día normal para ti con estas temperaturas?
“Mi rutina diaria durante los días de mucho frío, nieve y heladas como las que estamos teniendo últimamente no se puede comparar a las de primavera y verano, que me mantengo superactiva. Por ejemplo, hoy que estamos a una temperatura de -20°C con vientos polares y sensación térmica de -32°C, he ido a trabajar con mucho cuidado en la carretera porque aunque el quitanieves pasa con frecuencia y echa sal, se forman black spots [hielo invisible en la carretera]). Después del trabajo, voy a clases en la Universidad, a una hora de distancia de donde vivo, pero hoy las clases las han cancelado por la ola de frío polar y para prevenir accidentes. Por lo general, en días de frío polar, mi rutina es de casa al trabajo y del trabajo a casa”.

-Esta ola es brutal, pero no es la primera vez que vives un invierno duro en Estados Unidos… ¿Qué medidas de seguridad adoptas en estas circunstancias?

“Nos recomiendan comprar agua en galón por si se nos congelan las tuberías de las casas, especialmente los que vivimos en zonas rurales; tener una provisión de víveres y no utilizar las carreteras a menos que sea absolutamente necesario. Hubo un año que se estropeó la calefacción de mi apartamento durante una ola de frío polar, y tuve que pasar una semana en un hotel ya que las empresas de climatización no dan abasto durante estos días. Me tuvieron en una lista de espera de una semana”.

La ola de frío polar pasará, aunque, con el cambio climático y según los expertos, podemos esperar que este tipo de fenómenos empiecen a darse con más frecuencia en el hemisferio. Por ahora le deseamos suerte a estas dos compatriotas, y les preguntamos qué es lo que más echan de menos de su tierra..

Elena Archambault: “Todo, pero lo que más es el océano, verlo, escucharlo, olerlo. Caminar por las avenidas, la comida, y la mejor compañía”.
Sonia Rodríguez del Pino: “¡Todo, en cuanto tenga la oportunidad, regreso!”.

Las entiendo, yo ya regresé. Las esperamos por aquí, que por ahora el clima en Canarias sigue siendo envidiable, aunque a veces no lo apreciemos.

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